Quienes no crean en la crisis de juego del Mallorca por aquello de su destacada posición en la tabla, que analicen el descenso que habrían experimentado al separar las clasificaciones de la primera y segunda vuelta de la competición, de líder incuestionable al décimo lugar de la tabla.
Todo lo contrario de lo que ha llevado a cabo su visitante de esta semana, el Lleida, que en el cómputo de las últimas 13 jornadas ha sumado 23 puntos y sería tercero. Y eso tras haber perdido en casa ante el Formentera de Juan Arsenal. Aun así sus números no deslumbran, como tampoco su juego, aunque se conceda algún mérito a su empate en Son Moix en la Copa del Rey que no pasó de ser un resultado accidental. Es un equipo muy irregular, de un poder realizador medio y una zaga que ha encajado incluso algún gol más que su más reciente verdugo.
Pero si los de Vicente Moreno aun se pueden permitir algún tropiezo más, el Atlético Baleares no. Visita a un Atlético Saguntino que acaba de destituir con razón a su entrenador, que lo ha conducido a ser el penúltimo clasificado de la segunda vuelta después de terminar la primera en séptima posición y considerado equipo revelación. Sus decisiones con motivo de la visita del Mallorca, dejando a su goleador Noah en el banquillo, y el posterior traspaso de Gámez a Son Moix tampoco gustaron demasiado. Ahora se encuentra en un pequeño atolladero con únicamente tres puntos de ventaja sobre el “play out”, lo que impide la menos distracción.
La recuperación de Xisco Hernández y la reaparición de Fullana tras cumplir sanción, dan opciones a los de Mandiola que, sin embargo, siempre tienen que aguardar los resultados de la Penya y el Llagostera, entre otros, antes de sacar la cabeza del agua.