Menos de 24 horas después de que su hijo fuera hallado muerto y una vez detenida la principal sospechosa, la madre del niño Gabriel Cruz ha querido lanzar a la sociedad un mensaje que a muchos, si no a todos, nos ha provocado una profunda impresión por la lección etica y moral que significa.
Patricia Ramírez, que así se llama, es una mujer abatida por las circunstancias; una mujer que ha sufrido la desaparición de su hijo de 8 años durante doce días tras los que ha sido localizado muerto, presuntamente, a manos de la pareja actual del padre del pequeño. En el que probablemente es el peor día de su vida, Patricia ha querido sobreponerse a un drama que ninguno podemos ni siquiera imaginar para intervenir en las principales emisoras de radio del país y, en muy pocos minutos, dar una lección que bien podría enseñarse en las escuelas de periodismo, en las de política o allí donde se pudiera enseñar una forma ética de utilizar las redes sociales.
Con el mismo tono de humildad con el que ha comparecido ante la prensa estas dos semanas, Patricia ha querido lanzar un mensaje de amor y de sosiego ante la ola de indignación que se ha extendido, sobre todo, a través de las redes sociales. “Se ha generado un movimiento muy bonito gracias a Gabriel con las conciencias de las buenas personas -decía-; y me gustaría que esto quedara así, porque están apareciendo muchos mensajes con maldad y pidiendo muerte. Yo sé que la rabia la tienen dentro como yo, pero yo pido que lo transformen en otra cosa. Que nadie retuitee cosas de rabia. Ése no es mi hijo y ésa no soy yo. Que quede lo bonito de tanta gente apoyándonos".
Y sobre la presunta homicida, la madre de Gabriel pide "que nadie hable más de ella; ella pagará, pero no puede manchar lo que ha levantado mi hijo".
La entereza de Patricia Ramírez sólo es comparable a la lucidez que ha desmostrado a la hora de querer llegar a través de la radio a todos aquellos que de una forma u otra se han visto sacudidos por el drama de Las Hortichuelas. Su mensaje saca los colores a la prensa que ha convertido el suceso en espectáculo, pone en evidencia a unos políticos que ven el drama como caldo de cultivo para sus planes, y, sobre todo, deja en muy mal lugar a aquellos que buscan su segundo de gloria a través de las redes sociales con mensajes de odio y lapidaciones públicas que persiguen el aplauso fácil de determinados sectores.
La mujer con más dolor en su interior ha elegido no buscar más razones para odiar y ha marcado el camino para que el rencor no se adueñe de los sentimientos de una sociedad en la que, a menudo, resulta demasiado fácil dejarse llevar por la zafiedad escondiéndola en 280 carácteres.
El mensaje de Patricia debe ser tenido en cuenta. Es la responsabilidad que sus palabras descargan sobre aquellos que tienen una proyección pública por su cargo o su profesión, pero también sobre cualquiera que quiera dirigirse a la sociedad a través de cualquier medio. Este será el mejor homenaje a Gabriel y al coraje de su madre y toda su familia a quienes toca acompañar en el duelo, dejando que la justicia ejerza su labor.