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El rey de la gama blanca

Por Alejandro Vidal
lunes 05 de marzo de 2018, 19:55h

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Su amigo y biógrafo LLorenç Ripoll (q.e.p.d) le calificó como “el rey de la gama blanca”, refiriéndose al éxito comercial de su firma, Buades Electricista, que contó con cuatro establecimientos en Palma, en las plazas de Santa Payesa, Cardenal Reig y Hornabeque, además de la calle Honderos. Por aquel entonces José Buades Costa, fallecido el pasado domingo a los 86 años, compraba a la grande para poder vender en pequeño. No hubo nevera de marca, lavadora lavavajillas que en su negocio no fuera más económica que en los demás. Pero no es a su faceta empresarial, también hizo sus pinitos como promotor en la construcción, a la que me quiero referir, sino a su vinculación con el deporte.
El Trofeo Ciudad de Palma de fútbol conoció bajo su organización los mejores años desde su fundación. Nunca faltaban a la cita el Real Madrid o el Barça, junto a grandes equipos internacionales, fueran argentinos, brasileños o europeos. Y siempre reservó un lugar para el Mallorca, su equipo del alma, en cuanto este salió del pozo en el que le habían hundido y del que salió junto con otros de sus allegados: Miquel Contestí, José María Lafuente López o Miguel Miralles a quienes profesaba amistad y admiración. En realidad contribuyó a que ambos se embarcaran en aquella nave cuando hacía agua por todas partes.
Pese a que era quien abría y cerraba personalmente sus establecimientos, aun tenía tiempo para colaborar en otras causas. El equipo de fútbol sala que llevaba el nombre de sus tiendas fue subcampeón de España en época de pioneros. Sin duda este deporte, entonces mucho menos arraigado que ahora, tiene una deuda con él. En la Federación Balear deberían saberlo y los responsables del Palma Futsal, también. Aun retirado dedicó sus últimos años a enriquecer su biblioteca deportiva, cedida al Museu del Esport de Mallorca, y contribuir a las actividades de la Sociedad de Alfonsinos, que supongo le honrarán en su reunión anual.
Nunca usó el coche para desplazarse por la ciudad. Hasta hace poco aun paseaba desde su domicilio a Son Moix si se requería su presencia en alguna tarea de los antiguos mallorquinistas. Asi, a pie y con la frente alta habrá cruzado la frontera del más allá. ¡Buen viaje!.
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