Los cuatro consells insulares han incumplido el plazo para presentar la revisión de sus planes de gestión de residuos sólidos urbanos. La ley establece que deben revisarse cada seis años y el plazo venció en 2017. El tiempo que tenían para presentar su plan director ha prescrito y con él están retrasando la oportunidad de aportar propuestas de mejora. Han incumplido todos. Y todos, son todos. Algunos, a punto de cumplir los tres años de legislatura, no tienen iniciada ni la redacción del procedimiento.
En el caso de pasar de apercibimiento a sanción, la multa se convierte en un cargo a los bolsillos de los ciudadanos. Otro gallo cantaría si la penalización fuera sufragada por los responsables insulares de medio ambiente. Ni los consells, ni los responsables autonómicos han sido capaces de cumplir con sus obligaciones. Y les saldrá gratis. No hay peor corrupción que la incompetencia y la pérdida de oportunidad.
A estas alturas, uno creía que el ecologismo de los gobiernos insulares era algo más que una declaración de intenciones. Algunos de los partidos que dan soporte a estos consells ya nos tienen acostumbrados a su manifiesta insolvencia a la hora de gobernar, pero es difícil entender que ésta llegue a los espacios angulares de sus hojas de ruta, a su propio ADN.
Ya poco se puede esperar de los que apostaron por la transparencia y se vieron obligados a dimitir en batería por el caso contratos y a cerrar la consejería. De los que dedican sus energías a pelearse de forma cainita para abrazar el poder. De los que han viciado, cual intruso, el clima laboral en el sector sanitario. De los que se comprometieron con la reforma de Son Dureta y no han sido capaces ni de iniciar el proceso de derribo.
De hecho, estamos perdiendo la oportunidad histórica de abrir el bosque de Bellver a la ciudad iniciando una reforma urbanística hacia un modelo de ciudad del siglo XXI. Van y aparecen con la propuesta de un edificio mastodóntico que lleva más hormigón que el dique del oeste, que supera el volumen de la emblemática y singular edificación de la que ha sido que ha sido el hospital de referencia de Baleares durante más de 50 años. Como si la zona de Andrea Doria tenga que concentrar todas las infraestructuras sociosanitarias de las próximas décadas. Como si no hubiera un mañana.
Como diría Séneca, “no hay viento favorable para el barco que no sabe adónde va”.
Protéjanse del frio y disfruten del gélido fin de semana.