Desmallorquinización

La salida de Gabi Vidal de la secretaría técnica del Mallorca es uno de los últimos capítulos de la limpieza de mallorquinismo iniciada por Maheta Molango desde hace tiempo con el silencio cómplice de aquellos que dicen respirar mallorquinismo de cuna pero no son más que colaboracionistas por acción u omisión. Tan grave es mantenerse ligado a un proyecto desarraigado y ajeno que solo tiene de raza el escudo que aun conserva, como limitarse a mirar para otro lado.

La purga no ha terminado. Aquellos que estaban en nómina han sido los primeros en caer al amparo de un expediente encubierto de regulación de empleo en base a pérdidas, comprensible hasta cierto punto aunque de formas muy discutibles, pero la depuración continúa y las propias e inmediatas víctimas lo saben hasta el punto de que no falta quien se arma de toda información a su alcance con el fin de contraatacar cuando llegue el momento. Es lícito luchar por un salario con el que mantener el sustento familiar.

La lista no será tan larga como la de Schindler, pero se aproxima a la treintena de empleados entre todas las secciones ya sea un poco por arriba o por abajo. Sin embargo nos asalta la duda de que realmente disminuyan sustancialmente los gastos de la SAD. Algunos puestos no se habrán cubierto de nuevo, pero otros si y no sabemos con qué convenios. Si se exige confidencialidad a los despedidos, a cambio de alguna contraprestación económica, ni qué decir lo que tienen que callar los novatos. Por no entrar en los servicios extras que suponen los contratos con ciertos despachos legales de Madrid, y otros de actividades diversas.