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De la mala educación

martes 19 de septiembre de 2017, 05:00h

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Estoy agotado. Estoy cansado no del debate político de 1-O sino de las formas, que como el fondo, son muy importantes. Me explico, de un tiempo a esta parte, no creo que mejore, los ciudadanos de este pequeño país hemos perdido la razón cuando se nos habla de Cataluña y del derecho a decidir.

Da pereza, cada vez con más frecuencia, ir a determinados foros en los que te tratan, desde la una dialéctica violenta, como si fueses el Presidente Rajoy y responsable de las medidas políticas y jurídicas que adopta el Gobierno de la Nación contra su tierra prometida independiente porque piensan que adoptas una determinada postura en esta cuestión, dejando claro que el Presidente Rajoy como el Presidente Puigdemont deben ser tratados desde el respeto institucional y a la persona.

Veo crispación en la gente con la que trato tanto a favor como en contra de la independencia del Principado. Lo que veo es gente que grita y desacredita a los que no piensan como ellos pensando que así tienen más razón. Por una vez escuchemos para debatir no para rebatir, o simplemente escuchemos.

Soy un apasionado de la política y he seguido con un razonable interés el debate del derecho a decidir y tengo la sensación que nuestros líderes no han estado a la altura de las circunstancias y no han estado porque era absolutamente imposible pues su talla política es muy pequeña, los unos y los otros.

El gran Churchill (recomiendo la magnífica película del mismo título), dijo que los pueblos tienen los gobernantes que se merecen; creo esa opinión que es de una vigencia palmaria. Somos un pueblo crispado y que desprecia a quien no piensan como nosotros, a quienes gritamos y les faltamos al respeto; somos unos falsos demócratas pues no aceptamos la libertad de los otros de pensar diferente y les que intentamos hacer callar. Se han roto familias y amistades por esa intolerancia, de unos y de otros, por una sinrazón que nos traslada a 1936.

Tenemos los gobernantes que nos merecemos pues se comportan de manera idéntica a los ciudadanos por una vez podríamos haber tenido suerte y como en la Transición tener unos líderes de altura, que estuvieron a la altura de la ciudadanía que pedía y soñaba con la libertad. Pero claro nosotros entregaremos a las generaciones venideras un país peor del que recibimos. Que pasen un buen día.

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