La Diada más triste

Este 11 de septiembre en Catalunya se pudo ver claramente, si consideramos las imágenes que vimos por la tele, que estamos ante un territorio que de la noche a la mañana ha cambiado su bandera, la senyera, por la estelada. Así, por las buenas. En toda la manifestación apenas se vio alguna bandera de Catalunya, pero sí esteladas, la bandera de la eventual República catalana. Esto en sí mismo es trágico, porque a la vez que han liquidado su Estatut d’Autonomia, en la manifestación no tenían lugar aquellos que no están conformes con el Referéndum convocado ilegalmente para el 1º de octubre, ni aquellos que estando conformes, votarán que no a la independencia. No había lugar para el ‘no’ en la Diada 2017.

Todo eso estaría muy bien si no fuera porque por el camino, pudimos ver cómo se silbaba a los representantes del PSC de Miquel Iceta, incluyendo a un expresident de la Generalitat como José Montilla. ‘Botiflers’ les llamaron. Y paralelamente se invitó a realizar la ofrenda floral a EH Bildu con Arnaldo Otegui a la cabeza, que fue vitoreado y recibido con aplausos. ¡Un condenado por terrorismo! Hasta este punto ha proliferado la degeneración moral en Catalunya.

Resulta paradójico que sea Carles Puigdemont quien días antes exhibiera la unidad del ‘poble de Catalunya’ y dijo que nada la podría quebrar. ¡No, qué va! Ahí la tienen la unidad. La división más absoluta, el enfrentamiento social y político ya está aquí. Y eso, la verdad, entristece.