Se puede producir una usurpación del derecho inalienable de los padres a la educación sexual de sus hijos con la imposición por parte el Govern del programa “ Amb tots el sentits” ( programa de educación sexual en los colegios) dado a conocer esta semana sin el conocimiento ni la aprobación expresa de los padres o de las AMPAS de los colegios que lo soliciten.
Nadie duda, y los padres somos conscientes de ello, que la sexualidad es una parte muy importante de la vida del ser humano que no podemos ignorar. De ahí que los padres debemos poner todos los medios a nuestro alcance para encontrar, y poner en práctica, el autentico y más adecuado programa de educación sexual.
Dicho esto, y bajo el amparo no solo de la legislación española, sino también de la jurisprudencia europea, los padres no debemos claudicar de nuestras libertades y derechos avalados por la Constitución, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Carta Europea de los Derechos del Niño.
Hablamos de un derecho pero también de una responsabilidad que son prioritarios intransferibles, innegociables, indelegables e insustituibles. Por lo tanto, los padres tenemos la obligación de ejercer nuestro derecho y nuestra responsabilidad en la educación de la sexualidad: Son las manos infinitamente cuidadosas de los padres, y no ningunas otras, por sabias que sean, las que tienen la máxima eficacia para llevar a cabo la iniciación sexual .
La familia es el ámbito natural y más apropiado para el desarrollo de la personalidad, el espacio privilegiado donde, en un ambiente de amor y confianza, pueden plantearse sin traumas los interrogantes sobre la sexualidad. Los primeros años en familia, y la manera en que el niño los interpreta, contribuyen a la formación de actitudes, valores y comportamientos que tienden a persistir durante la vida adulta.
Padres y profesores deben estar coordinados en el proyecto y finalidad de la tarea educativa. Pero en ningún momento se ha indicado dicha coordinación.
Los padres, como primeros y principales educadores de nuestros hijos, no podemos permitir esta usurpación de derechos. Por eso pediría que antes de impartir este programa en los centros educativos se informe a las AMPAS y se pida la autorización expresa de los padres para la asistencia de sus hijos.