www.mallorcadiario.com

Gestación subrogada o la cosificación de los niños

jueves 29 de junio de 2017, 02:00h

Escucha la noticia

Hace unos meses escribía sobre los vientres de alquiler, o su eufemismo, “gestación subrogada”, que no es otra cosa que la utilización de la mujer como un mero recipiente o vasija objeto de mercadeo. Recordaba, entonces, que en España la Ley de Reproducción Humana Asistida reconoce como nulo de pleno derecho el contrato por el que una mujer renuncia a la filiación del bebé que ha gestado a favor de un contratante, y que el Parlamento Europeo ha condenado la práctica de la subrogación de los vientres de alquiler, sin distinguir si se alquila a la mujer de forma “altruista” o con “ánimo de lucro”. De hecho el Parlamento pidió a los Estados miembros que reconocieran el grave problema de la “gestación subrogada”, la cual constituye una explotación del cuerpo femenino y sus órganos reproductivos, con mayor riesgo en el caso de las mujeres vulnerables en los países en desarrollo.

Más recientemente, el 30 de noviembre de 2015, el Pleno de la cámara europea aprobó el Informe Anual sobre los Derechos Humanos introduciendo la condena a la práctica de la maternidad de alquiler, al atentar contra la dignidad humana de la mujer, de su cuerpo y sus funciones reproductivas, al utilizarse, en definitiva, como una mercancía.

Que nadie se lleva a engaño, la nueva ley que presenta el partido mutante (en lo ideológico), Ciudadanos, y que cuenta con apoyos en el relativista y socialdemócrata Partido Popular como el de Cristina Cifuentes, consiste en que una mujer, por medio de un acuerdo, acepta gestar en su vientre un niño por encargo de otra persona o pareja, con el compromiso de que, una vez llevado a término el embarazo, entregue el bebé a la pareja o individuo renunciando a la filiación que le corresponde sobre el recién nacido.

Si entrar en el detalle de las implicaciones diversas del fenómeno a partir de lo biológico, lo ético y las repercusiones sociales que conlleva, bajo el argumento de “humanidad” y “progreso” se esconde una falta de respeto a la libertad individual y un atentado contra la dignidad de la mujer.

En todo este falso progresismo parece que nadie se acuerda de los derechos del niño a tener padre y madre, a su identidad y filiación. Como muy bien ha declarado Rocío Monasterio, arquitecto, empresaria, presidenta de VOX Madrid, y madre de cuatro hijos, el embarazo no es sólo una técnica, crea vínculos entre la madre y el feto. Un contrato no puede estar por encima de los derechos de un niño, porque un niño no es un producto de consumo que se fabrica a demanda.

Lo verdaderamente progresista y humano es priorizar los derechos de los niños sobre los deseos reproductivos de los adultos. Es la dignidad humana la que debe constituir el criterio básico de referencia para evaluar las nuevas tecnologías genéticas y reproductivas. Con los vientres alquilados se convierte a las mujeres en objetos de consumo sujetas a tráfico mercantil, deshumanizando la misma esencia del origen del ser humano como es la concepción y gestación, haciendo prescindible, o simplemente secundario o accesorio, no tan sólo la relación amorosa o afectiva, sino el mismo acto sexual.

La ley propuesta por el partido de Albert Rivera y Xavier Pericay cosifica a los niños y a las mujeres en un nuevo paso de ingeniería social.



¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
1 comentarios