Película del Oeste mientras los trabajadores de estudios de IB3 hacen huelga para protestar por las pésimas condiciones laborales. Así es como el ente soluciona la primera de las joranadas de parón que convoca el sector.
En total, serán cuatro jornadas de paros: el 23, 25 y 30 de mayo y el 2 de junio, con paros diarios de dos a cuatro horas en la franja de tarde.
La plantilla denuncia que el concurso realizado para prestar el servicio "no está dotado de suficiente presupuesto para retribuir la polivalencia y la multifuncionalidad que exige, para conceder vacaciones, una nocturnidad pagada decentemente, para pagar igual salario por igual trabajo, para pagar las dietas establecidas, ni tan siquiera para pagar los desplazamientos del personal en exteriores". "Un concurso -señalan- que no deja margen para la negociación colectiva y que premia a las empresas que literalmente regalan trabajadores".
El comunicado de los trabajadores incide en que IB3 "se excusa en la falta de presupuesto; no obstante, el ejercicio de 2016 dejó sin ejecutar más de 650.000 euros en el momento de mayor precariedad laboral y más falta de recursos de IB3. De estos hechos responsabilizamos a la gerente de IB3, Margarida Cardona, quien trabajando mayormente desde Ibiza cobra anualmente 22.000 euros para compensar desplazamientos que no se producen. Esto es, casi 3000 euros más que el salario bruto anual de un técnico. Por todo esto exigimos su inmediata dimisión".
"Desmentimos que la nueva empresa adjudicataria haya hecho mejoras salariales como ha dicho Andreu Manresa en sede parlamentaria -prosigue el comunicado-, la UTE se ha reafirmado en innumerables ocasiones que no tiene margen para mejoras salariales, y que incluso podría llegar a tener pérdidas. Los problemas endémicos de atomización sindical, salarios bajos, prestamismo laboral, no se resuelven con la actual gestión, sino por el contrario, se agravan, sirviéndose de un modelo perverso heredado de la administración Matas y que los partidos progresistas de Balears tanto han criticado. Un modelo que permite a IB3 y al Govern lavarse las manos y trasladar la responsabilidad a las empresas adjudicatarias de los concursos precarios que diseñan y licitan. IB3 no debería multar a las empresas por los conflictos laborales que ella misma provoca".