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13 beneficios del Palacio de Congresos

Por José A. García Bustos
sábado 22 de abril de 2017, 01:00h

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Alcanzar la rentabilidad de un proyecto empresarial durante el primer año es algo muy difícil de conseguir. Se necesita, en la mayoría de los casos, más tiempo para empezar a obtener beneficios. Airbnb, por poner un ejemplo, tardó 8 años en conseguirlos. Se fundó en 2008 y hasta 2016 no dejó atrás los números rojos.

Tras su reciente apertura, el Palacio de Congresos ha sorprendido al equipo gestor superando las expectativas de rentabilidad para el primer año, marcadas en su Business Plan. Es cierto que en este caso no se parte de cero. La marca Meliá le avala.

Según su consejero delegado, Gabriel Escarrer, se van a obtener beneficios desde el primer año cuando no se esperaban hasta más adelante. El hecho de que la demanda real supere la prevista en el escenario más optimista del Plan de Negocios es la mejor muestra de que se necesitaba un proyecto como este en Palma y en Mallorca. Ha dejado atrás muchas críticas, ha costado mucho tiempo y dinero pero ya está aquí. Y ha venido para quedarse.

Además de proporcionar rentabilidad a Meliá Hotels International, este proyecto estratégico también va a reportar beneficios importantes a la economía balear que merecen ser tenidos en cuenta. Estas son mis conclusiones:

La primera es que la apuesta por él ha sido un acierto desde el punto de vista, no solo empresarial, sino de ciudad, de isla y hasta de Comunidad Autónoma. La demanda por encima de lo esperado, cuando no ha transcurrido un mes desde su apertura, corrobora la correcta decisión tomada en su día al apostar por este tipo de turismo. No solo Meliá se beneficiará de esta inversión, también lo harán Palma y el resto de municipios.

La segunda es que se demuestra que no solo el sol y la playa atraen turistas. Este hecho nos debe impulsar a tomar otro tipo de alternativas turísticas de interés ampliando aún más la diversificación, más allá del modelo de explotación originario, surgido en los años 60.

La tercera es que la ansiada desestacionalización está un poco más cerca, gracias a un filón que atraerá turistas a lo largo de todo el año. Precisamente, los meses de verano es cuando todo el mundo toma vacaciones y menos eventos empresariales y congresos se programan.

La cuarta es que el turista de congresos gasta más en destino que el turista medio al que estamos acostumbrado, ya sea porque parte de la estancia la sufraga su empresa o por su perfil socioeconómico medio-alto.

La quinta es que se demuestra que la imagen de Palma como ciudad y la de Mallorca como isla, tienen un poder de atracción enorme. Se elige montar un congreso en un destino, no solo por las instalaciones, que se presuponen de calidad, sino también por el entorno y su atractivo. El valor añadido de Mallorca entre los organizadores de congresos y de los asistentes es el mismo que encuentran los ciclistas que abarrotan estos días el Pla y la Serra. No solo es un buen clima sino que hay una excelente oferta de ocio, gastronomía y paisajística. Para un foráneo, extranjero o español, decir que vas a Mallorca de congreso, da un plus. Eso es así y debemos aprovecharlo.

La sexta es que el turismo de Congresos ejerce un efecto multiplicador enorme en otros sectores: taxistas, locales de ocio, restauración, museos, souvenirs y otros comercios y pequeños autónomos, que aumentarán su facturación y, en algunos casos, su plantilla para hacer frente a ese aumento de la demanda.

La séptima es que el poder de arrastre del turismo de congresos (también llamado MICE) beneficia al propio sector. Al no tener cabida en el hotel anexo al Palacio de Congresos, será necesario habilitar otros hoteles, principalmente de Palma, aunque también de otros municipios cercanos como Llucmajor o Calviá, para acoger a los congresistas que no tengan cabida en el hotel adyacente. Este arrastre posibilitará alargar la temporada a otros establecimientos turísticos.

La octava es que, diferencias y críticas al margen, los principales partidos políticos de la Comunidad han sumado y han ayudado en el hecho de que al fin viera la luz el Palacio de Congresos. Aunque no lo han hecho al unísono como hubiera sido aconsejable, todos han apostado en mayor o menor medida para que viera la luz. En el momento en que han gobernado, todos han visto el interés de tirar hacia adelante este proyecto. En la oposición, no todos lo veían tan claro. Al menos, cómo se estaba desarrollando la ejecución. El caso es que el germen partió de un gobierno del PP y ha visto la luz bajo el auspicio de un pacto de izquierdas, con una presidenta del PSIB y un conseller de turismo y vicepresidente de MÉS. Además de las instituciones autonómicas, el Ayuntamiento de Palma, con sus diferentes gobernantes, ha tenido un papel muy importante en todo el proceso. Por el interés común, este tema debería haber requerido un “pacto de estado”. Habría llegado antes y por menos dinero.

La novena es que la adjudicataria (Meliá) es una empresa autóctona y no foránea. El hecho de que gestione una empresa local posibilita, en principio, que los beneficios empresariales no salgan fuera. Este hecho no asegura que se reinviertan aquí aunque es más fácil que así sea. Siempre queda el componente romántico - patriótico en el que nos complace ver que el ganador ha sido "un dels nostros"

La décima es que se genera una cantidad importante de empleo, directo e indirecto, que afecta a diferentes perfiles profesionales, tanto cualificados como no cualificados. La creación de empleo proporciona a las familias la, a veces muy necesitada, estabilidad económica. Eso siempre que el empleo sea de calidad y con una remuneración acorde a lo exigido, cosa que no me cabe duda, ocurrirá.

La undécima es que, esta nueva actividad, hará aflorar una nueva partida de financiación para Balears, vía recaudación de impuestos cedidos por el Estado a las Comunidades Autónomas. Se genera una actividad nueva y, por tanto, nuevos impuestos que nos revertirán en parte. En concreto, se cederá a Balears un 50% de lo recaudado aquí por IVA e IRPF, como principales impuestos, aunque no son los únicos. El primer impuesto deriva de las transacciones llevadas a cabo por el complejo hotelero (y empresas beneficiadas indirectamente) con clientes y proveedores; mientras que el segundo viene derivado por la actividad de los trabajadores (y los del resto de empresas beneficiadas). También se recaudará un mayor impuesto turístico (éste se recauda y se queda íntegramente en Balears) al tener más clientes en los hoteles que alojen a los congresistas. Y, como he dicho, la distribución de esos clientes será a lo largo de más meses durante el año. A más turistas, más “ecotasa”.

La duodécima es que este tipo de visitantes suele conllevar tres importantes efectos: El "efecto toma de contacto", mediante el cual un asistente al congreso tiene la oportunidad de conocer Mallorca, (mientras que, de otro modo, quizá nunca habría entrado en sus planes venir) y poder ampliar su conocimiento mediante viajes futuros, o poder recomendarla a terceros como destino turístico de interés. El “efecto ampliación” que implica aprovechar su estancia en la isla para, con cargo a su presupuesto, estirar su estancia unos días más, haciéndolos coincidir en muchas ocasiones con el fin de semana y así aprovechar para conocer el resto de la isla o islas de nuestro archipiélago. El último es el “efecto llamada” puesto que este tipo de turismo suele invitar, en el periodo de ampliación de su estancia, a familiares y amigos.

El decimotercer beneficio tiene que ver con que, en muchos casos, los municipios de Mallorca y de Balears se van a ver beneficiados por los dos úlitmos efectos anteriores, en su afán de que los congresistas y familiares o amigos aprovechen para conocer el resto de la geografía de la isla o del archipiélago y, por tanto, consumir allí donde hagan escala.

Sería muy recomendable hacer un análisis coste-beneficio sobre los efectos de la creación del Palacio de Congresos en nuestra Comunidad Autónoma. Es cierto que los costes se dispararon sobre las previsiones iniciales pero, según parece, los beneficios también superan lo previsto y, parece ser, crecerán de manera importante a medida que se consolide este proyecto durante los próximos años. Habría que poner en una balanza ambos conceptos y ver si, además de empresarialmente, la inversión en un Palacio de Congresos ha sido rentable desde el punto de vista social. Se me antoja que sí. Es más, se debería calcular cuál es el impacto económico, en Palma o en Mallorca, para cada evento que tenga lugar en el Palacio de Congresos.

Una última reflexión después de ver cómo se han desbordado las expectativas sobre la demanda prevista: Todo plan de negocios debe hacerse de manera prudente. En este caso, la realidad ha superado el escenario más optimista. Mejor pecar por defecto en las previsiones de ingresos y obtener agradables sorpresas cuando los reales superan a los esperados. Lo contrario conlleva decepciones y pérdidas patrimoniales para los accionistas.

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