En descenso

Si, el Mallorca vuelve a los puestos de descenso después de perder en un feudo incomprensiblemente inexpugnable ante uno de los equipos que peor juega de segunda división. La clasificación del Oviedo sin duda miente y aún así se aupó a la chepa de un visitante jorobado por su crónica ineficacia frente a la portería.

Olaizola se equivoca gravemente al confundir soluciones de emergencia con problemas resueltos. Juanjo subió al primer equipo para tapar la lesiones de Campabadal y Company, pero lo que vale para un partido de compromiso no significa que la ilusión sea suficiente para decantar a la experiencia. Lo mismo podemos decir de Saúl, voluntarioso y poco más para escenificar el castigo que sufre Oriol no plegarse a los deseos de Maheta Molango, claramente contrarios a los intereses del club. Ambos lados, pese al incansable desdoble de Moutinho en la banda izquierda, fueron explotados por un anfitrión limitado incluso en el banquillo.

En efecto, Fernando Hierro aún se halla en la enseñanza general básica del fútbol. Su carácter ganador no avala ningún éxito presente como técnico. El tiempo dirá lo que hoy se niega por si mismo. Empezó despoblando la zona media para ceder pelota y terreno al enemigo que, de no ser el que era, pudo pagar muy caro. Se encontró con un gol a los siete minutos y se limitó a defenderlo hasta que el empate de Raíllo le obligó a reaccionar. Rectificó su dibujo, cambio el medio campo, introdujo una media punta y, pese a todo, tuvo la fortuna de poder aprovechar un ostentoso fallo de marcaje a la salida de saque de esquina para que David Costas, no hay peor cuña que la del mismo palo, devolviera el marcador a su estado anterior.

Este segundo gol carbayón cambiará muchas crónicas, probablemente todas. En pocas leeremos que sencillamente el derrotado no hizo méritos para ganar, quizás tampoco para perder, y esta vez no sumó los tres puntos quien menos errores cometió, sino el único que tuvo una puntería puntual.