Todos los datos y los parámetros turísticos que se registran este verano son de récord histórico. Debemos felicitarnos por ello. Ahora falta ver si esa riqueza generada llega a cuantos más residentes mejor.
Un estudio publicado a finales de julio ya denunciaba, sin embargo, que los turistas que nos visitan siguen señalando las mismas carencias de siempre. A través de una encuesta nos hacen ver que no estamos acabando de aprender en cuestiones tan básicas como la calidad en el servicio. Este artículo dominical, por tanto, está dedicado al sector de la restauración, tanto en establecimientos de restauración como en el restaurante de algunos hoteles.
No es aceptable que ahora que muchos empresarios están apostando por la calidad, uno se siente a cenar -sabiendo que la cena no le saldrá barata precisamente-, pida los entrantes, la bebida y los platos principales, y que no le sirvan la bebida hasta que ha consumido el entrante. Esto pasa cada mediodía y cada noche. Y no pasa en locales 'de mala muerte'. Sucede en establecimientos que ofrecen un aspecto de lo más moderno y con supuesta apuesta por la calidad. Los mismos en los que es fácil acabar con agujetas en el brazo o tortículis en el cuello de tanto hacerse ver ante camareros que miran o al cielo o al suelo, a cualquier parte menos a la terraza o a la sala del comedor. Los mismos camareros a los que escuchar discutir entre ellos mientras esperas a que te sirvan el café.
No es la primera vez que escribo aquí sobre la baja calidad de buena parte de nuestra oferta de restauración. Ya he denunciado sus precios y la dudosa calidad en el servicio en otras ocasiones. No de todos, pero aún de demasiados.
Es cierto que así como los hay con aspiraciones pero que se quedan a medias, también los hay ejemplares. Lugares en los que sin grandes expectativas consiguen que salgas satisfecho del servicio y de la relación calidad/precio de lo disfrutado.
No hay que olvidar que esta temporada todo está lleno hasta la bandera y son más los que disfrutan de todo lo bueno que pueden ofrecer las islas, pero también son más los que ven los defectos. Un año espectacular de cifras como este también debe servir para aprender. Aprender a mejorar el nivel de los idiomas que hablan los que están cara al público, por ejemplo. Puestos a pedir mejoras......