Vaya semanita

Menudo comienzo de verano. La temperatura es lo que menos ha aumentado. Como diría Leyre Pajín, en este caso con razón, es de acontecimiento histórico interplanetario.

El Tribunal Supremo de EEUU Tribunal ha bloqueado la reforma migratoria de Barack Obama. Un empate a cuatro, entre los ocho magistrados que componen actualmente la corte, ha provocado la derrota de las aspiraciones de cuatro millones de personas. Ciudadanos que viven en EEUU al menos desde 2010, carecen de antecedentes penales y tienen hijos estadounidenses. Y les ha dejado en el limbo. La novena plaza, la del desempate, desierta, temporalmente, por el fallecimiento de la magistrada titular.

Por si fuera poco, Gran Bretaña, dividida y fragmentada, ha dado la espalda a la unión. Se ha salido por una puerta que abrió en falso Cameron, para que no se franqueara. La misma puerta, que al año de la mayoría absoluta, le obliga a dejar el número 10 de Downing Street. La consulta impulsada para fortalecerle, le deja fuera de la presidencia. En su caída, ha arrastrado hasta la bolsa nipona; ha colocado en la incertidumbre al medio país que quería permanecer y ojipláticos a los restantes 27 países. El órdago, alentado por la mayoría de tabloides, se ha convocado bajo la sombra de la inmigración.

Por otro lado, en Colombia, se han enterrado cincuenta años de sangrienta guerrilla. El gobierno y las FARC han firmado un acuerdo que blinda el proceso de paz. Ambas partes han cedido y se ha rubricado un acuerdo especial, contemplado en la Convención de Ginebra, que lleva al grupo narco terrorista a aceptar la constitución del país andino.

En nuestro país, para acabar esta singular semana, un encuentro con las urnas. Una segunda vuelta, con los mismos candidatos de la primera y con micrófonos en las alcantarillas.

Vaya semanita.