La labor de vigilancia se centra, principalmente, en tres cuestiones: ruidos, horarios y botellón.
Por las dos primeras, se han interpuesto una docena de denuncias a los locales de tipo B (los musicales). Los agentes constataron casos en los que el establecimiento no contaba con una persona encargada de mantener la doble puerta siempre cerrada, algo de obligado cumplimiento para evitar molestias a los vecinos por ruidos. En otros, la infracción se debió al horario de apertura: antes de las 16 horas no pueden abrir al público y sin embargo, algunos de ellos, habrían comenzado antes para engancharse al tirón de la comida.
En cuanto a la ingesta de alcohol en la calle, en grupo y causando molestias, fuentes de Sant Ferran informan que se han levantado 42 actas, una media de 10 cada sábado.