El Buró Federal de Investigación (FBI) de EE.UU. pagó más de 1 millón de dólares a un grupo de "hackers" profesionales para que le ayudaran a acceder al iPhone utilizado por el autor del tiroteo en San Bernardino (California) en diciembre pasado que se cobró la vida de 14 personas.
Al ser preguntado por los periodistas durante una conferencia celebrada hoy, el director del FBI, James Comey, evitó revelar la cifra exacta que se pagó a los piratas informáticos, pero sí indicó que esta fue superior a lo que él cobrará en todo el tiempo que le queda en el cargo.