Ponerse ahora a cuestionar el estilo de juego del Mallorca, como el de cualquier otro equipo, resulta cuanto menos improcedente. Puestos a recurrir a comparaciones impropias, posiblemente haya sido Héctor Cúper el técnico más conservador que haya pasado por la Isla y uno de los más defensivos en la historia del fútbol español, pero sabía perfectamente el cómo y el por qué. La pregunta que nos debemos hacer es si tenía jugadores para hacer algo diferente o no. Habrá opiniones para todos los gustos, como debe ser.
En estos momentos se pone sobre el tapete la idea de juego que aplica Fernando Vázquez que, en efecto, en Almería sacó a relucir la cara más fea de un fútbol extremadamente defensivo. Sin embargo la pregunta se repite: ¿tiene mimbres para aplicar conceptos más ambiciosos?. No, no se trata de si en segunda división se juega más así o asá. El Eibar subió a base de mantener su portería a buen recaudo y un contragolpe eficaz, en cambio el Betis logró lo mismo con dos goleadores de lujo, Rubén Castro y Jorge Molina, con un dibujo mucho más ambicioso. Todos los sistemas son buenos en función de las armas que cada uno decide utilizar y siempre que se usen bien.
Aunque hay entrenadores que se empecinan en inculcar a sus pupilos un modelo concreto e inamovible, la mayoría con sentido común procura poner en práctica el que mejor se adapta a las características de sus plantillas. Y ahí es donde nuevamente hay que respetar los gustos. Habrá aficionados convencidos de que el Mallorca tiene futbolistas para no tener que componer un “catenaccio” a ultranza y otros que preferirían un esquema más valiente. La verdad es que corresponde a Vázquez decidir qué puede extraer de los hombres puestos a su disposición y a la dirección deportiva, si es que la hay, valorar si desaprovecha esos recursos humanos o les saca partido.
Salvando las distancias, sería difícil comprender que el Barcelona pudiera jugar como lo hace sin profesionales como Iniesta, Neymar, Messi, Rakitic, etc. Por el contrario el Rayo Vallecano o el Granada y algunos más, no pueden pensar en florituras. Es un simple ejemplo.