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Pattaramon Chanbua

Por Agustín Buades
domingo 20 de marzo de 2016, 02:00h

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Es el nombre de una madre. No la conoce nadie. No sale en ninguna revista de actualidad pero si representa una esperanza a un actual problema mundial, los vientres de alquiler.

Durante el evento del pasado sábado en París organizado po la Federación One of Us, en un emotivo y apasionante acto, concedió su primer premio internacional a la joven tailandesa Pattaramon Chanbua, que se negó a abortar a uno de sus gemelos (Gammy), después de que la pareja australiana que había alquilado su vientre se negara a quedarse con él porque tenía síndrome de Down. Me alegró especialmente que fuese ella quien recibiese el premio, ya que pone en evidencia la necesidad de sumar fuerzas en esta nueva batalla contra los vientres de alquiler. Y el aplauso que recibió de los representantes de las ong's europeas allí presentes,sin exagerar, paso de los diez minutos.

Muchos son los casos de niños dejados a su suerte por contratantes que se largan en cuanto advierten que el “producto” viene “defectuoso”. Casos que derivan en litigios, cuando los contratantes se niegan a asumir su responsabilidad.

El de Gammy es uno de ellos. El chico, síndrome de Down, nació en 2014 junto con su hermana, Pipah, del vientre de una madre tailandesa . Sus padres intencionales, los Farnell, un matrimonio australiano, tomaron a la chica y volaron de regreso a su país. La protesta de la gestante, una humilde vendedora callejera, llegó a los medios, y se logró reunir un fondo de casi 160.000 euros en aportes voluntarios, para ayudarla en la crianza de Gammy.

Otra caso por no cumplir con los “requisitos” fue la hija gestada por Crystal Kelley, una chica de Connecticut. El diagnóstico prenatal había arrojado que la niña tenía labio leporino, un quiste cerebral y una enfermedad cardíaca, por lo que los padres intencionales le ofrecieron a Kelley 10.000 dólares por abortar. Ante su negativa, pasaron de la oferta a la amenaza de obligarla a pagar los 8.000 dólares del tratamiento de subrogación. Pero la chica dio a luz y entregó el bebé a unos padres adoptivos.

Son estos los casos que quedan fuera de las portadas coloridas, y no son raros. La subrogación es fruto de un pecado estructural de nuestras sociedades: como lo “importante” es la autorrealización, en no pocas ocasiones los padres intencionales se benefician de que haya mujeres en situación de precariedad. Y aquí en nuestro país hay partidos políticos y “políticos” que se apuntan a que aún haya!!

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