Seguramente sin la menor intención de hacerlo, pero nada más llegar Robert Sarver ya le ha metido un gol por toda la escuadra a Utz Claassen al declarar que no piensa mantener ninguna conversación con el entrenador que, por su parte, está para tomar decisiones por si mismo. Toda una bofetada a quien mantuvo reuniones con los jugadores al margen del entonces entrenador, Miquel Soler y repitió experiencia con el Chapi Ferrer.
Sin embargo el inversor americano que, eso si, ha venido a dar la cara y, de paso o prioritariamente, nunca se sabe, a hacer turismo, no está bien informado. Decir que el equipo progresa adecuadamente nos induce a pensar que San Diego está más lejos de Mallorca de lo que podíamos imaginar aunque, como bien recordó el doctor Beltrán, la fundara Fray Junípero Serra hace más de dos siglos.
El propietario de los Spurs, igual que Nash y Goldberg, son muy libres de poner dinero donde les dé la real gana. Pero extraña que inviertan dejando al cuidado de esta pequeña parte de su patrimonio en manos de un abogado suizo residente en España al que han conocido hace poco y, más aún, que no se haya planteado ningún cambio estructural y humano dentro de un club que deportivamente se encuentra sólo un punto por encima del descenso, socialmente dividido y económicamente salvado por el desembarco de marras. Y es más raro que acepten dejar la presidencia en manos de un accionista minoritario, verdadero responsable del caos que obligó a buscar una salida con la entrada de capital ajeno y auto ungido salvador pese al manifiesto rechazo del mallorquinismo.
Si Maheta Molango le ha contado a su jefe que el equipo ha mejorado puede rezar para que el sábado no le tiren de las orejas porque al menos a día de hoy, la clasificación sigue siendo muy delicada, el juego preocupante y su trabajo francamente incompleto.