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Sin Palma no hay paraíso

jueves 28 de marzo de 2013, 08:28h

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MARC GONZÁLEZ. Una de las preguntas más recurrentes de quienes seguimos con curiosidad la reconstrucción del centro político en las islas es por qué las iniciativas que surgen -el PI, y la embrionaria federación de partidos independientes- se olvidan, al menos por ahora, de Ciutat.

Por más que Font vaya diciendo que en Palma su infraestructura -su hombre de confianza y poco más- crece, resulta sorprendente que antes de su congreso constituyente no haya realizado esfuerzo alguno para incorporar en su Proposta per les Illes a docenas de personas de este espacio que siguen trabajando en él a través de diversas entidades y que, con la desaparición de UM quedaron políticamente huérfanas.

Un ex militante de CxI, que no ha seguido los pasos de sus compañeros, me comentaba una maldad -cargada de sentido común- como argumento, que yo les traslado: Como sucedía en UM, el hecho de que los promotores del PI y quizás también de la federación de independientes provengan todos de la Part Forana supone que vean con suspicacia darle a Palma su verdadero peso específico.

De hecho, en el PI se ha sido muy generoso con Eivissa y Menorca -que están sobrerrepresentadas en todos los órganos, pero que aportan muy pocos militantes-, y se excluye totalmente una representación proporcional para Palma. La razón principal no es el recelo secular entre la Part Forana i Ciutat -que también hay algo de eso-, sino que es mucho más prosaica. Palma tiene una población cercana a los 410.000 habitantes, lo que representa el 47% del total de la isla. Una estructura de partido en la capital que no fuera testimonial y otorgara una representación proporcionalmente justa en sus órganos de gobierno -en cualquiera de ellos, no me refiero a ninguno en particular- supondría que el comité o la junta local de Ciutat tendría mucho peso, casi decisorio. Por tanto, dice mi fuente, lo que pasa es que no quieren que Palma tenga una estructura tan potente, de manera que si encuentran un candidato más o menos conocido, pero de extrema confianza del respectivo líder, van a pasar olímpicamente de crear un gran entramado de afiliados en todas las barriadas como el que llegó a tener Unió Mallorquina -que le proporcionó dos concejales en la anterior legislatura y que le hubiera podido conceder incluso la alcaldía temporal de la capital-, y se conformarán con aglutinar 5 ó 6 mil votos que les ayuden a ellos a entrar en el Parlament i en el Consell y ser, con altísima probabilidad, decisivos.

Si, de paso, el candidato de Palma consigue ser concejal. miel sobre hojuelas.

El argumento es más que creíble, de hecho algún militante del PI de la Part Forana me ha llegado a decir, al expresarle mis dudas, medio en broma, -a ca una .... Palma, no la necessitam per res! Me temo que la gracia tiene un fundamento mucho más extendido de lo que pensamos.

En cualquier caso, creo que se trata de una visión altamente miope de la política, porque se supone que los nuevos proyectos no son oportunistas -como sucede, por ejemplo, con UPyD-, sino que han venido para quedarse y ampliar el espectro en el centro mallorquinista.

Pero, si a la división provocada por el nacimiento simultáneo de dos iniciativas en el mismo espacio, unimos la marginación en el PI de los alcaldes de CxI y la proscripción de Ciutat, me temo que los números no cuadran, porque se están dejando únicamente al albur de un tremendo desgaste del PP y éste, históricamente, siempre tuvo una enorme capacidad de recuperación. Veremos si los hechos confirman o niegan la maldad de mi amigo.  

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