www.mallorcadiario.com

La dualidad del espíritu navideño

sábado 22 de diciembre de 2012, 16:31h

Escucha la noticia

JAIME ORFILA. El anunciado “fin del mundo maya”, previsto para el viernes día 21 de diciembre del 2012, no ha aportado grandes novedades. Un año más vamos a vivir las navidades y el espíritu que les envuelve.  En el típico y tópico espíritu navideño se globalizan las costumbres, las ciudades se visten de igual manera y los villancicos enriquecen el ambiente de medio universo.

Las navidades son una época muy especial del año,  cuasi universal, que se vive y percibe de muy distintas maneras.  Para unos, representa exclusivamente el recuerdo del nacimiento de Jesús en el portal de Belén, para otros el momento del encuentro familiar, y del reencuentro con las amistades lejanas, para otros es la más viva representación de las vacaciones escolares, del paréntesis laboral, de los regalos y de los banquetes. Para la gran mayoría de ciudadanos,  se conforma un espacio amplio de asueto y de ocio. Cada vez son más los que desean realizar un viaje para mejorar el conocimiento sobre los paisajes, las costumbres y las culturas de otros lugares. Se interrumpe la actividad habitual y solo los cuerpos de seguridad del estado, protección civil, los sanitarios, la hostelería, limpieza e higiene de mobiliario urbano… mantendrán su actividad e incluso la aumentarán.

La época de descanso y de ocio, contrasta con el veinte por ciento de la población que su principal deseo es el poder trabajar y su principal esperanza radica en la mejora del mercado laboral.  Choca con los que están preocupados por la salud perdida, y con los que canalizan sus esfuerzos hacia la recuperación de la concordia en el entorno personal y familiar. Mientras unos lo viven como un espacio de expansión otro se concentran en superar la adversidad y en su supervivencia.

A pesar de la diversidad de las situaciones personales, las navidades nos trasladan como ningún otro momento del año a centrarnos en las personas. En las personas y en sus inquietudes, en la familia, en los amigos, en la salud. La navidad es un espacio de reflexión, de solidaridad y de compromiso. Es un punto de encuentro para los principios morales y se incrementan de forma notoria las actuaciones destinadas a ayudar al prójimo, al necesitado, y al  dependiente. 

Antón Chéjov y la navidad

Durante estos días es difícil no acordarse del médico, escritor y dramaturgo ruso, Antón Chéjov que describe con maestría, en forma novelada y sencilla,  algunas escenas cotidianas de la decadente Rusia de final del siglo XIX, en la que no faltan las referencias a la navidad. Sus cuentos son de gran intensidad emotiva. Uno de los más conocidos es el que tiene como protagonista a Vanka Chukov, un niño de nueve años, enviado desde la aldea a Moscú, para aprender el oficio de zapatero.  La esencia del relato, salvando la distancia del paso del tiempo, se mantiene vigente en muchos rincones de nuestra sociedad. Le escribe a su abuelo , - que ejerce de vigilante en una hacienda -,  en Nochebuena, cuando sus patronos van a la Misa del Gallo;  “Querido abuelo Constantino Makarich: soy yo quien te escribe. Te felicito con motivo de las Navidades y le pido a Dios que te colme de venturas. No tengo papá ni mamá; sólo te tengo a ti...” y continúa  «Abuelito: cuando enciendan en casa de los señores el árbol de Navidad, coge para mí una nuez dorada y escóndela bien. Luego, cuando yo vaya, me la darás.” “Te seré todo lo útil que pueda “  –continúa, en su monólogo, “Rogaré por ti, y si no estás contento conmigo puedes pegarme todo lo que quieras. Buscaré trabajo, guardaré el rebaño. Abuelito: te ruego que me saques de aquí si no quieres que me muera. Yo escaparía y me iría a la aldea contigo; pero no tengo botas, y hace demasiado frío para ir descalzo. Cuando sea mayor te mantendré con mi trabajo y no permitiré que nadie te ofenda…”

Antón Chéjov, ejerció la medicina en las postrimerías de la sociedad feudal rusa, y vivió de la literatura. Murió de tuberculosis en 1904, a los 44 años, en la Rusia prerevolucionaria, como muchos de sus conciudadanos.  Cien años más tarde, el mundo se ha trasformado radicalmente. Las navidades se siguen celebrando. La sociedad, el conocimiento y la tecnología, han cambiado;  la tuberculosis tiene cura,.. y sin embargo, continua siendo una de las primeras causas de muerte. Nueve millones de personas al año enferman de tuberculosis y un millón y medio mueren de ella.  Diez millones de niños se quedan huérfanos anualmente por la muerte de sus padres por la enfermedad.

Disfrutemos en estos días de la amistad, compartamos lo mejor de nuestros sentimientos, hagamos una obra buena, reflexionemos en  cómo ayudar a los que nos necesitan y a los que sufren la enfermedad. Aportemos, en nuestra medida, calidez a los entornos de necesidad, de dolor, o de pérdida de la autonomía y de salud. Contribuyamos a un mundo mejor; como recuerda Chéjov, "El mundo no perece por los bandidos y los incendios, sino por el odio, la hostilidad, y todas estas pequeñas rencillas." O como aventura, “la incomunicación impide mejorar una sociedad irreverentemente injusta”. En estas situaciones, si tenemos mucho que aportar.

El mensaje de la navidad  supera religiones, continentes, barreras, ideologías y nos hace más cercanos, más humanos. Ojala el espíritu navideño nos invadiera a lo largo de todo el año y que las personas con responsabilidades  en las administraciones utilicen el efecto amplificador que estas les dan, para globalizar las soluciones que están ahí, pero que muchas personas siguen sin poder utilizar, y lo pagan con su vida.

La grandeza de la obra de Chéjov reside en la descripción de la vida cotidiana de hombres vulgares sujetos a un destino trivial y oscuro, destino que hoy está en nuestras manos  poder mejorar. Abramos nuestro corazón a quien necesita ayuda; no esperemos a que nos lo pida.

Querido abuelo Constantino Makarich,…  Feliz navidad

 

 

Abre tu corazón a quien necesita tu ayuda; y no esperes a que te la pida para ofrecerla.

 

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
2 comentarios