Las investigaciones que se están llevando a cabo en el marco de la operación Mupi centradas en las sospechas sobre la empresa Over Marketing y la posible financiación ilegal del Partido Popular y sus campañas electorales, se podrían extender en breve a los medios de comunicación y de manera especial a aquellos que mantuvieron una línea editorial en sintonía con el partido. Las sospechas se centran ahora en saber si ha habido “tráfico de influencias” y “compra de voluntades” en el hecho de regar con dinero público determinados medios de comunicación privados y de ámbito nacional que no solo se habrían entregado a la estrategia informativa del Partido Popular en Baleares sino que también habrían llevado a cabo una labor de desgaste y difamación contra sus adversarios políticos. En el ámbito de las sospechas, no se descarta que la posible financiación ilegal de los populares pudiera destapar el pago con dinero público de las campañas publicitarias en estos medios de comunicación afines así como las de las voluptuosas y exageradas vallas publicitarias en las calles y paredes de toda Mallorca que exhibió en Partido Popular en sus campañas electorales de 2003 y de 2007.
Sobre la mesa están todas las campañas publicitarias de los distintos gobiernos de Jaume Matas y parece inminente la imputación del que fuera director general de Comunicación Joan Martorell quien al igual que hizo en el anterior juicio contra Jaume Matas por la contratación irregular del periodista Antoni Alemany, estaría dispuesto a colaborar con la Justicia a cambio de un trato favorable y, por tanto, podría convertirse en fuente de información para la fiscalía..
En el fondo de esta investigación está saber si estos medios de comunicación afines al Partido Popular vendieron sus voluntades a cambio de dinero público y no solo al servicio del gobierno que los financiaba sino también al partido conservador que lo decidía. Un apoyo que no fue simplemente económico sino que llegó a ser descaradamente institucional con diversos tratos de favor, el más notable y bochornoso de los cuales fue la defensa que el Gobierno en bloque realizó de la piscina en espacio publico del editor y responsable de las empresas financiadas presuntamente de manera irregular y con grandes cantidades de dinero público.
Sin duda, el mayor de los beneficiados por esta praxis fue el periódico El Mundo que, por poner un ejemplo, solo a través de la recientemente creada televisión autonómica vio como sus cuentas bancarias aumentaban en más de 8 millones de euros en poco más de dos años, lo que en pesetas vendrían a ser cerca de 1.500 millones. Todo ello sin pasar por ningún concurso público.
Según la información a la que ha tenido acceso mallorcadiario.com, las distintas empresas que forman la red societaria de El Mundo en Baleares –el llamado grupo UNEDISA- alguna de las cuales se crearon expresamente para estos fines, lo que ha despertado las sospechas de los investigadores, llegó a facturar en apenas dos años y en tres ejercicios presupuestarios la cantidad nada despreciable de 8.267.190 euros de dinero público. En pleno apogeo del caso Over, esta red de empresas la formaban Unedisa, Canal Mundo Producción, Canal Mundo Ficción, Rey Sol S.L., Logintegral 2000 y Unidad Editorial. Por desglose anual, el grupo de El Mundo facturó 2.293.342,12 euros en 2005 y 2.693.357,95 en 2006. En el 2007 –año electoral y sobre el que se basan las investigaciones del caso Over Marketing reconocidas por el propio Daniel Mercado- esta cifra aumentó notablemente puesto que en sólo seis meses se alcanzó la cifra de 3.280.490 euros. Algo que de seguir así, en un cálculo proporcional, y si el PP hubiera seguido en el Gobierno podría haber llegado a los 6 millones de euros en un año.
Como se puede observar, las cantidades cargadas por El Mundo a la televisión que dirigía el Partido Popular fueron en aumento. Después del inicio de su emisión en pruebas en septiembre de 2005, Unedisa presentó facturas por valor de 2.288.248,33 euros y la editora de El Mundo (Rey Sol S.L.) cobró 5.093,79 euros del erario público. Estas cifras sufrieron un ascenso en 2006 puesto que Canal Mundo Producción y Canal Mundo Ficción presentaron facturas por valor de 6.662,15 euros y 67.651,20 euros respectivamente.
Los programas realizados por la empresa Unedisa, de cuestionada calidad y siempre envueltos en polémica con el uso de cámaras ocultas, por ejemplo, tuvieron un coste descaradamente por encima del precio de mercado atendiendo al público potencial de la cadena. El programa de entrevistas “Schwartz & Co” tuvo un coste de 1.440.565,44 euros; “Encastados de la vida” 1.334.259,92 euros, “Gent de Paraula” 1.690.384,09 euros y “Parella de tres” 1.205.902,34 euros. Por lo que se refiere a la Gala de Presentación de la televisión celebrada en el Casino de Santa Ponça día 3 de septiembre y también producida por Unedisa, supuso un gasto de 431.580,21 euros, es decir, a 2.431 euros el minuto, unos precios que podrían estar por encima de su valor real, según las primeras investigaciones realizadas.
En la actualidad, el grupo de El Mundo ha quedado fuera de los encargos de producción de la radio y televisión autonómica. Hace unos meses, el delegado en Balares, Agustín Pery, pidió públicamente el cierre del canal autonómico, lo que provocó la ira entre el equipo directivo y determinados miembros del actual Govern de José Ramón Bauzá.
A pesar de todo ello, fuentes policiales afirman que estas investigaciones podrían ser “prudentemente ignoradas” dada la buena relación que mantienen la Fiscalía de Baleares y determinados mandos policiales con El Mundo y su director Agustín Pery. El compadreo entre estos cuerpos de funcionarios y el medio de comunicación investigado haría que estas sospechas no avanzaran por el temor de unos y otros a salir malparados. La Fiscalía y los cuerpos policiales usan con frecuencia este medio para lanzar globos sonda sobre futuras acciones mientras que el periódico actúa permanentemente de palmero de todas sus acciones por temerarias o incongruente que pudiera parecer.
Más allá, lo cierto es que estas sospechas han generado un debate interno en determinados ámbitos del estamento policial que duda ahora de morder de la mano que les aplaude.