Yo diría que las cosas van mal cuando al recordar a un hombre como Feliciano Fuster, hay que destacar que hizo lo que debía: Fuster fue un profesional entregado, serio, respetuoso, responsable, que podría explicar transparentemente todo lo que ha hecho en su vida. Y esto, en buena lógica, no debería provocar demasiada admiración porque, al fin y al cabo, es lo que toca, es lo que debería hacer cualquier bien nacido.
Sin embargo, hay que decir que Fuster fue un 'rara avis' que hizo lo que debía, que trabajó como debía y que terminó sus días pudiendo mirar a todo el mundo a la cara. No es el único, pero sí uno de los más brillantes ciudadanos de estas islas que se dedicó en cuerpo y alma a un servicio público, con las características propias de la época en la que vivió y que pudo vivir su retiro sin manchas ni vergüenzas.
Por eso, y por su persona, por aquello que estaba más alejado de las luces, Fuster merece ser recordado por los ciudadanos de esta isla. Descanse en Paz.