La dimisión de Joan Vidal, el coordinador de Urgencias de Son Espases, ha estado rodeada de comentarios de uno y otro signo. Mientras algunos de sus compañeros aseguraban que había decidido dimitir por motivos “estrictamente personales”, versión a la que se apuntó desde el primer momento la consellera de Salut, Carmen Castro, otros insistían en que lo había hecho por la situación insostenible del servicio, algo que nadie puede negar.
Y así han seguido las cosas hasta que esta mañana él mismo asegura en una entrevista a Ultima Hora que había propuesto volver a ocupar el cargo pero no lo habían aceptado e insistía en que dimitió por la presión en Urgencias y la falta de soluciones para hacerle frente.
Una postura coherente que ahora se ha vuelto totalmente incoherente, cuando dos días después decide pedirle a la consellera y al director general del Ib-Salut, Juan José Bestard, que le reintegren a su puesto, porque, primero, nadie garantiza que los problemas se hayan solucionado, y, segundo, él sabe muy bien que está en un puesto de confianza y que aunque inicialmente le ratificaron, su continuidad pendía de un hilo.
Era el momento idóneo para marcharse con la cabeza bien alta y no sólo no ha sabido aprovecharlo sino que, además, ha tirado su imagen por tierra y ha provocado numerosas chanzas en el centro hospitalario.
Y ahora viene la segunda parte, la de nombrar a otro coordinador, vacante para la que se baraja el nombre del médico Pedro Vidal, cercano al PP, aunque algunos dicen que tal vez se ha postulado él, porque siempre ha estado a un paso de ocupar cargo importante y nunca le ha llegado, pero, independientemente de esta cuestión, lo cierto es que acertar con la persona adecuada no va a ser nada fácil.
El Servicio de Urgencias de Son Espases está formado por médicos muy curtidos, procedentes prácticamente en su totalidad de Son Dureta y, por tanto, con las ideas muy claras sobre lo que hace falta y lo que no, por lo que o se pone a alguien respetado por la gran mayoría o en cuatro días aquello vuelve a ser un hervidero de crispación y malestar.
Por tanto, los que conocen a fondo el servicio aseguran que el coordinador debería ser una persona de dentro, que conozca los problemas y con un amplio respaldo, porque de no ser así viviremos días convulsos y no precisamente por el colapso de urgencias.