Querida Laura.
Esta carta es para ti, para que sepas que tu muerte, cuando apenas empezabas a vivir, no ha sido inútil, porque nos has dejado un legado de amor, de sonrisas y de ilusión; nos has traído a unos payasos que saben hacer la vida más fácil a quienes como tú tienen que sufrir intervenciones y tratamientos duros en los hospitales y repartir felicidad allí donde hay tanta tristeza, pero gracias a la Sonrisa Médica son capaces de reír en los momentos más duros de su vida.
Laura, yo todavía te recuerdo. Guardo en mi memoria la imagen de tus días de colegio. Sonriente, frágil pero dura, y luchadora, por eso quiero que sepas que esta escultura que te recuerda en Son Espases es sólo una pequeña contribución a lo que tú nos has dado.
Y espero que nuestros gobernantes hagan algo más que recordarte y dedicarte unos minutos en una inauguración, que tengan muy presente tu legado, especialmente en estos momentos de crisis, en los que los recortes no cesan, porque si se olvidan de la Sonrisa Médica y del gran trabajo que realizan es que hemos perdido de vista el sufrimiento infantil.
Gracias a ti los hospitales de Mallorca se llenaron de risas, de cuentos y de ternura, algo tan importante que debe mantenerse, cuidarse y mimarse, por encima de cualquier medida de ahorro, porque los más pequeños lo necesitan.
Gracias Laura por este mundo de magia con el que sembraste los hospitales y que espero que nadie sea capaz de ponerle fin, porque la Sonrisa Médica es hoy más necesaria que nunca.