El ministro Alberto Ruiz-Gallardón ha revolucionado a la sociedad con su plan para modernizar la Justicia incluyendo, entre otras, la introducción de la pena de prisión permanente revisable o lo que es lo mismo la cadena perpetua.
Es cierto que nuestro código penal está orientado a que con las penas privativas de libertad se consiga la reeducación y reinserción social de los delincuentes, pero también es verdad que en muchas ocasiones hemos visto como quienes han cometido crímenes horribles han quedado libres al poco tiempo sin haber mostrado el más mínimo arrepentimiento extendiéndose la sensación de que a quien se protege es al verdugo y no a las víctimas.
La cadena perpetua ayudará a acabar con esa sensación de impunidad de que para algunos matar o cometer los más espantosos delitos que sacuden a la sociedad les sale casi gratis.
Por tanto la propuesta planteada por el ministro es buena, pero habrá que ver cómo se lleva a cabo la revisión de la pena, qué parámetros se emplearán para decidir quién permanece en la cárcel y quien sale.