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¿Quién dirige la Conselleria de Salut?

jueves 10 de noviembre de 2011, 12:18h

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Asisto atónito a lo que está sucediendo en la Conselleria de Salut, al descontrol, a la descoordinación y a la falta de comunicación que existe entre sus máximos responsables, tanto que me ha venido a la cabeza aquella frase bíblica de “no dejes que tu mano derecha sepa lo que hace la izquierda”, pues lo mismo, pero traslado a los gestores de la sanidad pública balear. ¿Y por qué lo digo? Muy sencillo, porque, ninguno sabe lo que hace el otro, ni las medidas que se aprueban, ni las propuestas que se plantean, nada. Tengo la impresión de que se ningunean unos a otros desde el inicio de legislatura, toman medidas que no consultan, dan órdenes que luego alguien superior viene y revoca, no se enteran de lo que hacen los demás. Un descontrol total. Con la apertura de la investigación al Servicio de Traumatología del Hospital de Inca ya dieron el primer gran “campanazo”. Primero cesaron al doctor Antoni Bennàsar y apenas un par de horas después anularon el cese. Dicen que fue el director general del Ib-Salut, Juan José Bestard, quien dio la orden y la consellera de Salut, Carmen Castro, la que la anuló. Un espectáculo que todavía no ha sido explicado. Pero no olvidemos el cese, a los dos meses de su nombramiento, del gerente de Gesma, Miguel Ángel Torrens, porque no “daba el perfil”, algo que al parecer no sabían con anterioridad, lo que no sólo dejó al equipo de la consellera en muy mal lugar sino, y lo que es peor, ofreció una imagen de falta de criterio e improvisación que se ha ido fortaleciendo con el paso de las semanas, especialmente con medidas como la supresión de las guardias del personal de Atención Primaria en los hospitales del Ib-Salut, después recitificada. Y ahora llegan los presupuestos y en ellos se contemplan medidas como el cobro de 10 euros por la tarjeta sanitaria, una cantidad que habrá que abonar tanto la primera vez que se haga como las sucesivas renovaciones. La explicación es que otros organismos cobran por trámites similares y que, además, llevará incorporada la foto y un chip inteligente para evitar utilizaciones fraudulentas. Pero saben que es lo peor, que esta medida la debía conocer la consellera Carmen Castro y tal vez Bestard, porque el resto de su equipo ni se enteró. Como será la cosa que el director general de Salud Pública, Federico Sbert, se quedó a cuadros en una entrevista radiofónica cuando le preguntaron por este tema. No tenía ni idea, algo totalmente inconcebible, no sólo porque desconociese un dato tan importante sino porque ni siquiera se había mirado los periódicos. Omite decirles el lugar en el que quedó. Y digo yo, ¿dónde están esos resúmenes de la prensa del día que todos los jefes de prensa tienen la obligación de pasar a los altos cargos a primera hora de la mañana para que conozcan todo lo que se ha publicado en relación a sus departamentos? Se ve que la costumbre se ha perdido y así les luce el pelo a los pobres. Pero no hay excusas, todo indica que alguien dirige la Conselleria de Salut, toma las decisiones y actúa, alguien que visto lo sucedido hasta ahora no parece que sea ni siquiera la propia consellera, una situación a la que se tiene que poner fin, porque la imagen que estamos dando es tan grotesca que es hora de acabar con ella. No están los tiempos para tanta improvisación ni tanta descoordinación.
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