A 170 euros el cubierto
jueves 13 de agosto de 2015, 18:19h
En estos días de asueto continuado espolvoreados con sucesos pavorosos, las redes sociales han estado ocupadas en dos hechos que, aun careciendo de trascendencia, han merecido la atención de los usuarios. No me refiero al hecho de que por primera vez se haya cultivado con éxito una lechuga en la Estación Espacial Internacional (muy relevante desde el punto de vista biológico), ni que las autoridades chinas hayan depreciado el Yen tres veces en dos días. No, lo que ha acaparado la atención ha sido la cornada a Paquirri y la factura de 337,35 euros por una comida en un restaurante de Formentera.
Como lo segundo es lo que nos toca más cerca, a ello me voy a referir. Y no porque quiera entrar al trapo de comentarios simplones, sino porque esta famosa factura puede ser el reflejo de una manera de actuar que merece ser erradicada.
Me explico. Desconozco si es el caso concreto ante el que estamos, pero no me negaréis que en muchas ocasiones hay oscurantismo en las cartas de los restaurantes. El argumento de que el usuario no se puede quejar de las facturas del restaurante cuando los precios están reflejados en las cartas topa con la realidad cotidiana.
Para empezar, son pocas cartas las que indican el precio del concepto “tenedor” o “pan y aceitunas”, que como todos sabemos es una bajada de bandera. El precio del agua también es omitido continuamente. Desconocemos qué calidad tenía el agua que bebieron los comensales, si era la tradicional Font Vella o agua de glaciar noruego embotellada en un envase diseñado por Christian Lacroix. Podríamos entrar en un debate sobre la diferencia entre precio y valor.
Cincuenta euros por una botella de vino puede ser hasta barato dependiendo de la cosecha. Sin embargo, para amenizar una comida de pescado se suele recomendar un blanco, y el Verdejo Caraballas de 2014 tiene un precio en internet de 9 euros.
Continuamos con el grueso de la factura: ¡El pescado! ¿Cómo podemos calcular lo que nos costará el festín si siempre nos aparece un S.P.M. que no sabes si significa Según Precio Mercado o Su P*** Madre?
En los restaurantes se puede pagar un precio desorbitante por cuatro conceptos: el primero es porque los productos cocinados son frescos y selectos, el segundo porque hay mucha calidad culinaria, el tercero porque la ubicación es extraordinaria, y el cuarto porque al responsable del negocio se le ha ido la olla.
En el caso concreto del restaurante de Formentera, imagino que los incautos que sufrieron el sablazo no hubieran entrado si hubieran sabido que el precio se les podía escapar de sus posibilidades. Imaginamos que fueron dos los comensales por la cantidad de pescado y bebida que hay en la cuenta, a pesar que sólo aparece una unidad de “pan y ali oli”. Mira, ¡aún les regalaron 9 euros!
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A 170 euros el cubierto
Últimos comentarios de los lectores (1)
35162 | Miquel - 14/08/2015 @ 09:27:24 (GMT+1)
Veritatis.
Toda la razón, el pan, aceitunas son una auténtica bajada de bandera.
Es de vergüenza que en el interior del mercado de Pedro Garau haya puestos que no tengan el precio colocado sobre sus productos, ejemplo claro una frutería que al parecer es habitual este hacer.
Me pregunto que hacen los inspectores de abastos?
Moraleja antes de comer y comprar el precio deberás mirar y calcular, si no hay precio lo tendrá que solicitar.