Un Mediterráneo muy social

Con regatas y regatistas de postín, no lo digo por los Reyes que posan y posan y vuelven a posar y, esto, se agradece. Por el reclamo turístico que supone y sobre todo a la hora de poder ver a la Reina- la joven- que está tan delgada, que si no pasa o posa dos veces, casi ni se ve, ni se nota.

Bueno, lo del Mediterráneo muy social, tampoco lo digo por el equipo de integrantes del besamanos de la Almudaina -al que por cierto un año más no fui invitado-. Ya me dirán, si alguien lo sabe, quién confecciona la lista, o quién es el encargado de hacerla, porque el día del besamanos y de las innecesarias genuflexiones, había una repetición de cromos y una serie de personajes -salvo honrosas excepciones- que están en todas las películas, son los de siempre y, de algunos, no se sabe a ciencia cierta a quién representan y qué virtudes acumulan para acceder a este trono, pero ahí están y seguirán estando, porque flotan en todos los mares, como corchos o como botellas sin mensaje. Por otra parte había,- en este caso no había porque no las vimos-, clamorosas ausencias – no las de Abril y otras hierbas no- me refiero a otro tipo de personajes, que no declinaron la invitación porque simplemente no fueron invitados.  Así, la colección no estará nunca completa, “apuntador”.

Es un Mediterráneo muy social porque, mientras unos regatean con real deportividad en una orilla, se da la circunstancia de que otros, que no saben regatear, desde la otra orilla se ven en la necesidad de tener que negociar con el traficante, el pirata de turno su traslado o traspaso al “paraíso”. Travesía, en la que a los más desheredados, les embarcan y, no precisamente en un velero o yate de competición, si no que más bien los hacinan en una barcaza, que enarbola calavera en el mástil y que muchas veces no llega a meta y hay que rescatarla con sus muertos a bordo.  No es demagogia, ocurre en el Mediterráneo, es una triste realidad a la que ningún Club europeo quiere poner remedio.  No podemos continuar regateándoles la vida y la hacienda que como seres humanos les pertenece y, hay niños en la regata, muchos niños.

Post Scriptum.

Permiso. Finalizo con una dedicatoria a Montoro:  “!Cristóbal, te crecerá la nariz!