Putos lunes
domingo 14 de junio de 2015, 19:54h
El lunes es un día maldito. A casi nadie le gustan los lunes. Cuando hablas con tus compañeros del trabajo, amigos, clientes, conocidos, y extraños, casi por unanimidad se ponen de acuerdo respecto a esa misma premisa: “todos odian los lunes”. Ese lunático día que llega tras un día o dos de supuesto descanso laboral para la mayoría nunca sienta bien.
Mi apreciada compañera de mesa me comenta que lleva dos días tostándose al sol y hoy lunes no puede arrancar; no sabe si es tensión baja, insolación o pereza. Mi amigo José todavía no se ha recuperado de los excesos etílicos que inició el viernes noche y de los que parece le cuesta aterrizar. Mónica se ha pasado el finde mirando la tele, de relax y regando sus plantas. Y tampoco le satisface el lunes.
En su tiempo libre todo el mundo hace algo diferente, cambia sus rutinas, por eso luego cuesta tanto volver a ellas. Algunos hacen el amor todo el fin de semana y es lógico que luego no estén mentalizados para regresar a la guerra cotidiana. El problema está en que el fin de semana es una evasión mientras el resto de los días es la realidad. Para nuestro propio bien se trataría de transformar en evasión todos los días de la semana. Tal vez luego surgiría en inconveniente de qué hacemos con el fin de semana. ¿Cómo nos evadimos de nuestra cotidiana evasión? A lo mejor dejarlo como está es la solución. Nunca llueve a gusto de todos.
Y tampoco es del todo cierto que los lunes sean tan fatídicos. Están muy demonizados ya que existe una corriente camuflada y sigilosa que venera los lunes sin aclamarlo a los cuatro vientos. Hay padres de familia que se escaquean lo que pueden por motivos de trabajo y al llegar el sábado los argumentos se agotan. Hay madres hastiadas de sus parejas que desean que llegue el lunes para perderlos de vista a todos. Existen muchos hogares que no son los paraísos de armonía y felicidad que sobrellevan la coexistencia porque apenas se ven. La razón fabrica monstruos y a veces la convivencia odios.
También están los devotos a las rutinas. Seres tan felizmente infelices que centran toda su vida y energía en una sola labor o disciplina que casi siempre suele ser su pasión desbordada por el trabajo. El sentido único de su vida es trabajar. Y cuando no trabajan no saben qué hacer. Piensan en el trabajo, hablan del trabajo, y por supuesto; planifican el lunes que para ellos implica el retorno a su paraíso vacío.
Luego están los jubilados, los parados, los que buscan trabajo, los que ya han perdido las esperanzas de encontrarlo, y una amalgama más de personas que les importa tres bledos que sea lunes o viernes.
Los que su ocupación les obliga a trabajar por turnos e independientemente de si es lunes, jueves o domingo de resurrección tampoco se sienten zaheridos ni trastornados cuando llega el día de la luna.
Queridos lectores. A todos, feliz lunes.