No está desnuda. No muestra violencia. Tampoco es sexualmente sugerente. No incumple la normativa de Instagram. Pero la imagen de una chica tumbada en la cama ha sido censurada por la red social. Todo apunta a las manchas de sangre en las sábanas y los pantalones que evidencian la menstruación.
Pero se trata de una escena cotidiana en la vida de una mujer cuya artista ha inmortalizado para reivindicar la normalización del periodo.