Vuelve a casa por Navidad
viernes 12 de diciembre de 2014, 10:50h
Esta próxima la Navidad y las diferentes cadenas de televisión empiezan a emitir, mejor, inundan sus pantallas de anuncios sobre las fiestas casi todas confundiendo esta época con unos días de frenético consumo. Baste un ejemplo, ayer vi un anuncio que acaba diciendo “Felices compras”
Pero ¿qué es la Navidad? ¿Qué sucedió hace dos mil años? Que nació un Niño rechazado por todos y que sus padres no pudieron encontrar un lugar mejor que un pesebre. Hace más de dos mil años, al calor de una mula y un buey, nació un niño que fue, para cada uno de nosotros, una soplo de aire fresco y sano, que impactó en nuestra alma en un mundo desalmado. Vino a dar y a darse; a compartir y compartirse; a auxiliarnos, a desvivirse por los hambrientos, los desprovistos y los necesitados.
Pero al final lo crucificamos con la mentira, con la falsedad, con la hipocresía, con mirar hacia otro lado ante la injusticia de los desheredados de la vida, de los sin techo, de los sin futuro, en definitiva de los desesperanzados.
Estas personas de las que hablamos que se encontrarán muy lejos de sus raíces, de la tierra que los vio nacer, de los que les faltará en estas fechas el calor de sus seres más queridos, mientras nosotros celebramos una Navidad vacía de amor y llena de despilfarro.
Son los que lejos del calor del hogar, luchan desesperadamente por la supervivencia en medio de un mundo vacío, que ha perdido sus valores.
Son aquellos para los que no hay sitio en ninguna posada y en medio de tanto derroche, solo gozan del frío de la indiferencia de los que están bien asentados en sus hogares.
Para estos, sin nombre, no hay lugar en ninguna posada. Pero, sin embargo, estos son los auténticos protagonistas de la Navidad. Es para ellos para quien vino aquel Niño en Belén o de lo contrario, la Navidad carecería de significado.
Para los que han perdido su hogar y su trabajo, para los que padecen la humillación de tener que sobrevivir gracias al amparo que les presta la familia, para los que tienen que acudir cada día a un comedor social, para los que teniendo toda una vida por delante, han perdido la esperanza de formar una familia y construir un hogar, por la ausencia de futuro.
Volvamos a casa por Navidad, hagamos que estas próximas fiestas navideñas nazca en nuestros corazones y en los de los demás, un Niño que invite a los desheredaos de esta sociedad al calor de un mundo más humano y cálido en donde la indiferencia ante el sufrimiento ajeno no tenga cabida.