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UGT necesita aire fresco

jueves 09 de octubre de 2014, 18:02h

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UGT-Balears atraviesa el peor momento de su historia desde la recuperación de la democracia en 1977. Una gestora se hace cargo del sindicato hasta principios del año que viene bajo la tutela de la dirección central de Madrid. La causa es la enorme deuda que atraviesa UGT-Balears después de una inversión inmobiliaria fallida y de una gestión interna que ha brillado por su ineficacia. Otro factor importante es que para este sindicato, como para otros, se han acabado los tiempos de las vacas gordas y de los ingresos de dinero dulce por parte de las instituciones, incluida la Unión Europea. A partir de ahora tendrán que confiar mucho más con sus propios medios.

La conclusión es que UGT, como el resto de sindicatos, deben espabilarse y volver a sus raíces que no son otras que confiar en los trabajadores, que son su auténtica razón de ser. La estructura de UGT se había convertido en una burocracia pseudofuncionarial acomodada y cada vez más alejada de la realidad, de una dura realidad marcada por el paro y por el sufrimiento de muchísimos conciudadanos.

Lo que necesita este sindicato es una gran bocanada de aire fresco, una renovación prácticamente total y la llegada a los puestos de dirección de gente joven con nuevas ideas y nuevo empuje. Si UGT se reabre a la sociedad irán resolviéndose los problemas de deudas y de maquinaria interna anquilosada. Si persisten en que al final acaben mandando los mismos resultará imposible que remonten el vuelvo con la dignidad y el empuje que se merece esta organización secular y con una historia impresionante.

Pero si llega esta renovación lo que debe ponerse en primer plano es la transparencia, las cuentas claras, la luz y los taquígrafos. Y si alguien tiene que asumir responsabilidades por algunos desaguisados, que lo haga. El nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha dicho que quiere que su partido sea transparente como una casa de cristal. Eso también vale para UGT. Este es el camino más lógico para abrir las puertas a la renovación. Y más vale que ésta se produzca desde dentro, seriamente conducida y controlada, porque el próximo congreso será clave para determinar su futuro.