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Reyes privados

jueves 04 de septiembre de 2014, 23:01h

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Todo parece indicar que en la casa real española corren nuevos tiempos. Más información, más transparencia, más cercanía, etc. ¿Y todo esto a que viene? Los Reyes, acudieron la semana pasada al concierto de un amigo cantante en Cala Nova-San Agustín, según cuentan las crónicas sus Majestades vinieron en visita privada. Me imagino que esto quiere decir, que vinieron en un avión comercial, con un billete pagado de su bolsillo privado, con una seguridad pagada por su cuenta bancaria privada. Lo más seguro que todo lo contrario y si así fue no se entiende la privacidad de la visita, cuando era un concierto abierto al público y creo que previo pago de una módica cantidad.
Los tiempos de las visitas privadas a lugares públicos y en actos públicos tienen que acabarse. Porque fácil es pensar que a esta visita privada vinieron con todos los medios públicos, es decir: la seguridad pagada por todos nosotros, billetes o avión pagada por todos nosotros, Son Vent abierto con el gasto que eso supone etc. y curiosamente si no hubiese sido que al día siguiente un medio de comunicación publicó varias fotos de esta visita, se nos hubiese hurtado a los mallorquines y a los españoles de la presencia Real en el citado evento. Tanto derecho tienen los reyes a ir, como los españoles a saber que van.
Diferente sería una visita a una clínica con motivo de una enfermedad de un amigo, pariente, diferente sería asistir a un cumpleaños o a cualquier evento en una finca o domicilio particular, pero el caso que nos ocupa, no es nada particular ni privado.
La consideración discrecional sobre la agenda y visitas privadas, tiene que revisarse de acuerdo con estos nuevos tiempos con los que nos quieren hacer comulgar, en los que ha entrado la Casa Real.
Esta brisa renovada, nos guste o no la brisa, implica que lo que se paga con dinero público tiene que tener su consecuencia en la transparencia, o sea, como se dice en la terminología política, bolsillos de cristal. La privacidad es un derecho irrenunciable, pero cuando se reviste de lo público.
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