El Consolat se suma a la investigación de Son Espases
miércoles 03 de septiembre de 2014, 16:08h
La decisión de José Ramón Bauzá de que el PP se sume a la comisión de investigación parlamentaria para llegar al fondo del turbulento asunto de Son Espases ha de entenderse como una acción de coherencia por parte del president, que desde el primer momento se ha presentado como un activo adversario de cualquier forma de corrupción. Ya en 2011, cuando era el candidato a la presidencia del Govern, anunció que no quería imputados en sus listas electorales. Y lo cumplió. Después, obligó a dimitir a nuevos imputados, como es el caso de Pere Rotger, que era nada más y nada menos que el president del Parlament.
Ahora que ha llegado la petición de comisión de investigación por parte de la coalición Més, Bauzá se ha sumado. Se trata, en principio, de uno de los capítulos más negros de la historia del autogobierno balear. El hecho de que Fiscalía Anticorrupción lo haya reactivado recientemente añade más hierro candente y más tensión al asunto, sobre todo después de que algunos imputados y personas ligadas al caso hayan señalado la responsabilidad directa de Jaume Matas a la hora de ordenar el supuesto amaño del concurso al que aspiraban, sobre todo, dos grandes constructoras madrileñas que competían entre sí. También la supuesta financiación ilegal del PP de Madrid a través de Overn Márketing planea sobre el escándalo. De esta forma, Son Espases tiene, en lo que atañe al PP, dos líneas de investigación ligadas entre sí: Madrid y su exministro Jaume Matas.
La credibilidad de Bauzá pasa porque se investigue la cuestión. El president no tiene ninguna mano atada porque cuando acontecieron los hechos él era alcalde de Marratxí y estaba del todo alejado de los avatares del poder autonómico. Es más, es el principal interesado en que el PP deje atrás la tétrica etapa de Matas y que la ciudadanía valore esta superación del pasado.
Además, Son Espases en un cuchillo de doble filo. Matas dio luz verde a la concesión y comenzó las obras. Pero a partir del inicio del verano del 2007 fue el Pacte de Progrés quien se hizo cargo del Govern. Primero paralizaron estas obras, pero tras unos pocos meses de dudas y tensión interna, el PSIB decidió continuar con el proyecto con el a regañadientes apoyo de grupos que ahora conforman Més. No pocos de sus integrantes protagonizaron encendidas manifestaciones en la zona en contra del proyecto cuando gobernaba Matas.
Uno de los grandes misterios de este escándalo es si el president Antich recibió presiones de Madrid para reanudar la construcción en el mismo lugar. De esta forma la misma concesionaria podía seguir adelante. Como se sabe, el ministro de Obras Públicas era en aquel momento el socialista Pepiño Blanco, personaje de dudoso perfil, como se sabría más tarde. Antich tuvo mucha resistencia dentro de las filas del PSIB, comenzando por la actual secretaria general. Francina Armengol, que no podía ver el proyecto de Son Espases ni en pintura. Pero finalmente fueron los socialistas los construyeron Son Espases por decisión formal del Consolat de Antich.
El macrohospital es una inversión enorme para una sociedad que en aquellos años entró en crisis. Ejercicio a ejercicio, Balears paga religiosamente a plazos a la concesionaria los alrededor de 600 millones que costó ejecutar el proyecto. A su vez, esta empresa tiene la exclusiva de explotación de los aparcamientos y de los locales comerciales del megaedificio durante tres décadas prorrogables, Se trata de un dineral que produce escalofríos.
Deben esclarecerse todos los flecos del asunto, en el que están imputados, entre otros, el expresidient Matas y la exconsellera Castillo. Como se sabe, a Matas le buscan cuentas negras por Estados Unidos. El asunto es turbio y turbulento.
No es de extrañar que Bauzá quiera luz y taquígrafos. Le conviene, le honra y le dignifica. Su transparencia será muy importante para él y su partido cuando llegue la reválidada de las urnas el próximo mayo.