Canto a los blauets
domingo 24 de agosto de 2014, 10:54h
Ayer llegué de Sao Paulo y subí, directamente desde el aeropuerto, al Santuario de Lluc. ¡Qué cambio! Desde una de las ciudades más pobladas del mundo hacía el corazón de la Serra de Tramuntana, donde reina la paz y la armonía.
Demasiado a menudo debemos encontrarnos lejos de casa para apreciar que, sin duda alguna, Mallorca es uno de los mejores lugares del mundo para vivir.
Lluc es uno de los lugares que nuestra isla nos ofrece. Un lugar donde se juntan la historia, la naturaleza, el sentimiento popular y una carga emocional extraordinaria. Una carga emocional que se concentra y transmite desde las voces de la Escolanía, los blauets de Lluc.
Desde hacer más de 500 años, la Escolanía de Lluc canta a la Virgen en nombre del pueblo de Mallorca. 500 años de Escolanía. 500 años de historia. 500 años de tradición. 500 años de música. 500 años de dedicación. 500 años de voces dadas al canto. 500 años de formación y educación. 500 años de acompañamiento popular. 500 años de esfuerzo. 500 años de constancia. 500 años y miles de niños.
Y hoy todavía contamos con una de las escolanías más antiguas del mundo que cada día da su voz a la Virgen, a todos los mallorquines y a los que nos visitan.
Hoy la Escolanía cuenta con el mismo vigor de siempre, pero con unas infraestructuras que la sitúan entre las escuelas mejor dotadas de Mallorca. Una educación personalizada, una áreas de trabajo de primer nivel, un equipamiento deportivo magnífico, una formación musical (canto e instrumento) única en Mallorca, un entorno natural inigualable. Por todo ello y por el esfuerzo de toda la comunidad educativa de la Escolanía (padres y madres, profesorado y comunidad de Misioneros de los Sagrados Corazones), Lluc ha pasado de ser el lugar donde algunas familias enviaban los niños con más dificultades a ser un centre escolar de excelencia integrado por niños y niñas de todo Mallorca que se sirven de la mejor pedagogía y acción educativa.
Un motivo de orgullo, vaya, Un motivo más para apreciar un tesoro más de Mallorca. Un tesoro que de encontrarse en cualquier otro lugar (Francia, Alemania, Inglaterra o Austria) sería conocido mundialmente. Hagamos que así sea. Sintámonos orgullosos de Lluc y los blauets. Apreciemos nuestro patrimonio único y universal.