Despropósito y temeridad en Sa Dragonera
lunes 16 de junio de 2014, 19:09h
La presente edición de Sa Volta a Sa Dragonera, celebrada este domingo, se ha convertido en una de las mayores vergüenzas que se recuerdan en la historia del deporte náutico en Mallorca. La responsabilidad de la organización es clamorosa. Dio la salida a 700 participantes cuando se avecinaba un cambio de tiempo brusco y peligrosísimo que alejó unas cien embarcaciones de la costa, incluyendo niños.
¿Cómo es posible llegar a este nivel de incompetencia? ¿En qué cabeza cabe dar la salida a una competición náutica de embarcaciones tan ligeras sin analizar antes el parte meteorológico como es debido? Algunas conductas han de ser analizadas y, si es preciso, depuradas. En la organización de un evento de este tipo, donde entran en juego tantos factores que incluso pueden poner en riesgo la vida de personas, no pueden haber incompetentes al frente.
El mar es traicionero cuando la climatología se vuelve adversa. Parece mentira que no lo supieran ver los responsables de la organización. También han de reaccionar los organismos de los cuales depende esta organización. Las explicaciones, ya que no convincentes, han de ser amplias y autocríticas. Es lo mínimo que se puede esperar.
Mención aparte merece la incalificable actitud del patrón de una golondrina quien, presuntamente y según denuncias, se negó a subir a bordo a los piragüistas que se alejaban de la costa contra su voluntad y empujados por el mar. Desde la golondrina les decían que sólo les recogerían previo pago de cinco euros. ¿Y quién lleva cinco euros encima en el mar y cuando participa en un evento deportivo? La Guardia Civil investiga los hechos a fondo por si fueran constitutivos de omisión del deber de auxilio, actitud especialmente reprobable en el mar.
Cabe esperar que las autoridades tomen cartas en el asunto y que en próximas ediciones de esta vuelta, asi como en acontecimientos similares, el control sea máximo, en todos los eslabones. Y también que se produzcan cambios para que nuevos organizadores asuman la responsabilidad de la Volta a Sa Dragonera. Por fortuna no hubo desgracias personales irreparables, pero sí fue un aviso de que el despropósito y la temeridad no pueden volver a producirse.