www.mallorcadiario.com

Paisaje después de la batalla

jueves 29 de mayo de 2014, 07:55h

Escucha la noticia

Finalizada la contienda dominical, las fronteras entre la derecha y la izquierda es obvio que se han movido. Sin embargo, la única fuerza que ha admitido su derrota hasta ahora es el PSOE, que se ha cobrado la cabeza de su líder estatal para llevar a cabo un proceso de renovación, aunque en realidad no tengan ni la más remota idea de qué significa eso y mientras todas las fuerzas telúricas del aparato socialista se siguen oponiendo a cualquier atisbo de cambio en profundidad.

Aquí, ni siquiera eso, Armengol dice que las bases de su partido ya hablaron en las primarias -como si eso fuera comparable a lo que le ha dicho a gritos el electorado- y que ella se siente superlegitimada. No sé que tendrán las farmacias, pero ningún boticario quiere volver a ellas.

Lo del PP es como para darles de comer aparte. Si los resultados de sus compadres de bipartido -el PSOE, ya me entienden- son peores que los suyos, el mensaje transmitido es que han ganado las elecciones y entonces sacan pecho. Haber perdido más de un tercio de los apoyos es, para ellos, un minúsculo detalle sin importancia, aunque eso les condene en el futuro, de repetirse el escenario, a no gobernar prácticamente en ningún municipio importante ni comunidad autónoma. Quiero pensar que el discurso oficial encubre una verdadera preocupación, porque de lo contrario estamos aviados.

Bauzá y su corte de los milagros no solo no han hecho el más mínimo ejercicio de autocrítica, sino que ya han anunciado que van a seguir desarrollando sus planes conforme a lo previsto, caiga quien caiga y aunque eso les cueste el poder no ya en la próxima legislatura, sino en las próximas décadas. Al boticario por antonomasia, de paso, le ha venido bien que en Palma el descenso haya sido cercano a los veinte puntos, lo que han aprovechado algunos para insinuar que Isern no aporta nada. Obviamente, se omite por completo que el sector rodriguista, que controla los resortes de las bases palmesanas, no ha movido ni un solo músculo durante toda la campaña, propiciando el resultado obtenido, con el fin de presentar a su candidata a alcaldesa como la solución a la debacle. En lenguaje empresarial, eso se llama hacerle la cama a alguien, verbo que se conjuga asiduamente en los clubes de fútbol en dificultades. Rodríguez es listo, pero poco sutil.

En la bancada de la izquierda reina el entusiasmo, aunque entre ellos se miren por el rabillo del ojo. Lo de Podemos -fenómeno paralelo, salvando las distancias y el histrionismo transalpino, al de Beppe Grillo- se me antoja algo fungible, que ha conseguido aglutinar muchos apoyos básicamente porque no existe ningún precedente de su forma de gobernar. De lo contrario, sus absurdas propuestas económicas e institucionales se habrían quedado haciéndole compañía a los fenómenos de Vox. Si embargo, como muestra del cabreo general y transversal, no está nada mal.

Resulta alucinante que el PP y sus fuerzas mediáticas de cabecera se hayan cebado desde el lunes pasado en el líder de Podemos, Pablo Iglesias -por cierto, para los socialistas el nombre tiene coña-, cuando deberían tratar de alimentar un movimiento que divide la izquierda y debilita al PSOE. El PP no comparte ni un solo elector con ellos, de ahí que no se entienda el temor a la chavinización y fragmentación de la izquierda, salvo que ya estén pensando en el famoso gobierno de concentración nacional PPSOE que propugna, entre otros, el exsocialista y actual millonario Felipe González, para hacer frente al enorme refuerzo de las posiciones soberanistas en Catalunya.

Aquí nadie conoce a la líder de este movimiento contestatario y, sinceramente, pienso que van a seguir sin conocerla tras las próximas autonómicas.

De lo que casi nadie habla en nuestras islas es de la repercusión que tuvo en nuestros particulares resultados del domingo el hecho de que, por primera vez, ningún partido insular de centro -regionalista o no- se haya presentado a estas elecciones. Si tenemos en cuenta que la tradicional coalición nacionalista que encabeza CIU obtuvo los peores resultados de su historia en las islas, la conclusión es clara. De los más de 19.000 sufragios cosechados por ERC, quizás la mitad corresponden a antiguos electores del espacio centrista. Por tanto, aunque los republicanos consiguieran retener una parte de ese voto en las autonómicas y municipales -cosa complicada si, como parece, se alían con una ensalada verde aderezada con comunistas-, lo normal es que la irrupción o, mejor dicho, la vuelta de una formación de centro enraizada en las islas a la arena electoral les acabe pasando factura.

Con este panorama, ya pueden las fuerzas vivas de nuestra tradicionalmente moderada sociedad ponerse las pilas si no quieren que, tras las elecciones del próximo año, gobierne por primera vez un pentapartito de izquierdas, liderado moralmente por un nutrido grupo de progres cuyas referencias democráticas son la Cuba de Castro, la Venezuela de Maduro y el Ecuador de Correa.

Y, no lo duden, este enorme estropicio político tiene nombre propio: El de José Ramón Bauzá Díaz.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
3 comentarios