Ligar por Internet

Internet ha cambiado el mundo y el comportamiento de las personas. Si el sexo que más se practica es el que se nutre de la red, el sistema de ligue más utilizado por jóvenes y adultos es también la red. Ligar o intentar ligar, que no es lo mismo. Dicen los teóricos, que a largo plazo todas las perturbaciones de la economía regresan a su punto de equilibrio, antes o después.

Y algo así está pasando en la forma de relacionarse, de ligar.

En los 70, ellas empezaros a descubrir que podían ser las que dirigiesen esto del ligue. En los 90, se equivocaron y empezaron ser muy selectivas. Si no eras el supermacho alfa que siempre habían deseado e idealizado, no había ligue. Los chicos padecieron unos años de complejo de inferioridad. Hasta la más tonta exigía todo lo que ella nunca podría dar. Y así les fue a muchas que, ante la poca atención que recibían del sexo idiota, empezaron a creerse el cuento de “prefiero vivir sola que mal acompañada”. Yo no necesito a ningún hombre, decían. Y así lo hicieron. El mayor incremento de singles en España se dio en el año 2000/2001. Ahora, Internet con sus facebook, twitter, foros y mil plataformas de contacto y de intercambio de información personal ha creado una nueva manera de relacionarse. Las fotos, los comentarios y las mentiras son las que ofrecen una imagen distorsionada e interesada de los que buscan una compañía.

Ocasional, eventual o permanente. Pero se olvidan de la parte más importante en toda relación: la comunicación personal. Tanto la oral, como la gesticular. Los sonidos de su voz, el aire que mueve su pelo, su aroma, sus gestos, su risa, sus miradas, sus detalles más personales, son los que determinarán si te encuentras ante una persona que te interesa, te puede gustar e incluso si podrías llegar a intimar con ella, mucho más allá de un polvo mal pegado.

Ligar por Internet no es ligar. Pero en qué lugar de la ciudad puedes hablar con desconocidos, de los que solo sabes lo que ellos han publicado sobre sus vidas y costumbres.

Mi amiga Rosa ha empezado a intentar ligar por Internet. Tiene 58 años y me asegura que le divierte ver como aún puede ligar, como le invitan a fiestas, a salidas, a quedadas e incluso a cenar.

No me dice, y yo no le pregunto, qué busca.