“Sabemos que las campañas electorales que se producen en todas las democracias producen algunos efectos, como también sabemos que no producen necesariamente los efectos deseados por sus protagonistas.”
No lo digo yo, lo dice Javier del Rey Morató en “Comunicación política, Internet y campañas electorales” (Ed. Tecnos, 2007).
Esta semana he recibido muchos sobres. Perdón. He recibido muchas cartas, que dentro contenían sobres… vacíos. Me encanta recibir cartas que no sean recibos. Sin embargo, las recibidas no me han causado excesiva emoción.
No soy euroescéptica. Las políticas dimanadas desde la UE tienen incidencia directa sobre nuestras vidas. Pienso ir a votar. Lo que ya anticipo es que mi voto no lo decidirá la propaganda electoral de los partidos durante la campaña. En la parte que me atañe se la hubieran podido ahorrar o destinar a otros fines. El contenido de mi sobre me lo reservo, obviamente.
He recibido correspondencia de PP, PSOE, EU, UPyD y Esquerra Republicana. Primera reflexión: si un partido político no tiene representación parlamentaria se puede olvidar de entrar en nuestras casas a través del buzón. Está claro que es muy difícil cambiar el sistema desde fuera, y es una lástima porque no hay mayor grandeza democrática que cualquier colectivo con inquietudes políticas pueda organizarse y darse a conocer con igualdad de oportunidades. He perdido la ilusión de abrir un día mi casillero y poder sacar de allí una carta del Partido Cannabis por la Legalización y Normalización, ¡con lo que me gustaría poder leer sus propuestas sobre infraestructuras ferroviarias!
Bueno. Analizo las cartas recibidas. Para empezar me llama la atención que en ninguna aparece el imperativo “vota” aunque sí que se destaca la importancia palmaria de nuestro “voto”. Les doy la razón, ahora solo falta que nuestro sufragio tenga tanta influencia como los poderosos Lobbyes asentados en Bruselas. Si pudiera contestarles, les pediría a los partidos que todos sus eurodiputados asistan realmente a las sesiones y y no hagan novillos. Hay imágenes de parlamentarios abandonando la eurocámara después de haber fichado que retrata a sus protagonistas como auténticos sinvergüenzas.
Más cosas. Hay cartas monolingües (PP, UPyD y Esquerra Republicana) y bilingües (PSOE y EU) y en casi todas veo, mucha mucha letra. Parecen un artículo de opinión de Matías Barón. Eso sí, me he alegrado de no leer afirmaciones y promesas que podría realizar cualquier partido. Parece que no hay intención de actuar como los formidables catch-all. Aun sin saber las siglas, es fácil adivinar por el texto quien es el autor. No hay margen para la sorpresa.
Desde el punto de vista de diseño e imagen no tengo duda, el mejor es el de Esquerra Republicana. Más asequible a la vista, usa colorines y negritas para destacar conceptos identificativos. Y, también considero digno de mención –no sé si en positivo o negativo- que ni una sola vez menciona la palabra “crisis”.
La conclusión que saco es que los partidos políticos creen tanto en la efectividad de la propaganda electoral como yo en la divinidad del Monstruo del Espagueti Volador. De lo contrario, no se explica que no encontremos unos libelos más elaborados y acordes con los tiempos que corren.
Corolario: ¿Cómo podemos pedir modernización de las campañas electorales con lo atrasados que están algunos discursos?