Cabrer pide disculpas pero mantiene el fuego encendido
miércoles 14 de mayo de 2014, 14:32h
En un gesto que la honra, la portavoz del PP, Mabel Cabrer, ha pedido disculpas a la oposición a la que acusó de utilizar "métodos nazis" por sus denuncias sobre la ya famosísima Tarjeta Blava del PP, con la que sus afiliados consiguen descuentos en numerosos comercios. mallorcadiario.com ya alertó hace varios días que en el ejercicio de la política democrática es del todo inaceptable mentar el nazismo, provenga de quien provenga. Cabrer ha sabido aceptar su equivocación y se ha disculpado, pero repartiendo mandobles hacia el PSIB porque en la Red una de sus representantes presentó a José Ramón Bauzá emulando a Hitler.
En definitiva, que pese a los perdones públicos el fuego sigue encendido. Ante esta evidencia sólo hay una salida lógica: una resolución conjunta y unánime del Parlament por el cual todos sus miembros se comprometen a desterrar de su vocabulario y de sus manifestaciones públicas la más mínima referencia a nazis, hitlers y toda suerte de alusiones interesadas a la más negra etapa de la humanidad durante el siglo XX.
Que pacten llevar la pugna política a sus justas dimensiones intelectuales sin que tengan que aparecer por medio monstruosas alusiones que evocan el holocausto, las cámaras de gas, el exterminio de millones de inocentes, la noche de los cristales rotos, la quema de libros o aquella tristemente famosa frase nazi: "Cuando oigo la palabra cultura pongo la mano en mi pistola". Al mentar el concepto "nazi" todos estos traumáticos episodios afloran en la consciencia de las mentes formadas, educadas y democráticas.
Basta de frivolidades. Mabel Cabrer ha pedido perdón. Perfecto. Pero que no lance gasolina cuando apaga el fuego. Y respecto a la oposición parlamentaria, que se olviden por dignidad de comparar a Bauzá con el fhürer. Es inaceptable e irresponsable. Se impone esta resolución parlamentaria de desterrar la más mínima alusión a todo lo que huela a cruz gramada por parte de los representantes del pueblo. Así no se ataca a los adversarios, sean quienes sean. Hacerlo es autodegradación. La Cámara, en su conjunto, ha de hacer posible esta declaración expresa.
En el debate democrático se han de imponer la calidad y claridad de las ideas e iniciativas y los análisis serios rigurosos. Una sociedad culta y formada se ofende ante la demagogia barata, huera y vergonzosa.