Para muestra un botón
lunes 03 de marzo de 2014, 18:10h
Si lo que querían era despistarnos, no lo han conseguido. Hace tiempo que sabemos que el papel de los diputados insulares en Madrid no es más relevante que las cosas más irrelevantes que se nos puedan ocurrir.
Es más. Les reto a que citen de memoria sus nombres. Les facilito el trabajo. Son ocho. Cinco del PP y tres del PSOE. Y les reto también, en el colmo del atrevimiento, a que recuerden alguna acción importante en los últimos años de nuestros representantes electos, más allá de apretar el botón que toca cuando les dan la orden y aplaudirse después por su obediencia.
Pero si lo que pretendían era ridiculizarnos, creo que eso sí que lo han conseguido.
En pleno debate del Estado de la indig-Nación, mientras el Gobierno de las Islas clamaba, por una vez de acuerdo con la sociedad, en contra de las prospecciones petrolíferas cercanas a nuestras costas, y exigía del Gobierno Central el freno a tales proyectos, los cinco representantes del Partido Popular en el Congreso de los Diputados votaron a favor de tales prospecciones.
Esos cinco diputados, elegidos por los ciudadanos de las Islas Baleares, votaron directamente en contra de los deseos de esos mismos ciudadanos, y votaron en contra sabiendo que votaban en contra.
Pero además dejaron en ridículo a Bauzá y a su Gobierno, miembros también del Partido Popular, al preferir votar de acuerdo a las instrucciones de partido que de acuerdo con los ciudadanos que les eligieron. No en vano Rajoy apoyó las prospecciones, importándole un pimiento no solo la opinión de los ciudadanos sino también la opinión de Bauzá y los suyos.
Lo peor de tal controversia, además del absoluto desprecio a la voluntad popular y la servil genuflexión a los poderes fácticos estatales, han sido las excusas. Que si la propuesta de resolución estaba mal redactada, que si no se podía separar la votación, que si es que los del PSOE son muy malos, que si es que no se nos ha entendido, que si los matices, que si los informes técnicos… Pamplinas. Madrid y el Ministerio quieren hacer las prospecciones y las órdenes son las órdenes.
Todo esto viene a cuento del artículo que perpetré hace poco en esta misma columna en relación a la necesidad de profundizar en la cuestión de las listas abiertas y en la cuestión de la auténtica representación territorial en las Cámaras. ¿Qué sentido tiene aportar ocho diputados de las Islas si después tal circunstancia territorial va a ser irrelevante y van a hacer lo que el Portavoz del Grupo les ordene so pena de multa si rompen la disciplina de voto?
Lo cierto es que el peso electoral de nuestra Comunidad es de risa. Y no solo por el escaso número de diputados que se aportan (ocho) sino por el escaso margen de ganancia o pérdida que tienen los dos grandes partidos. Del cinco a tres puede pasarse al empate a cuatro. Ese escaso margen de variación choca con el enorme margen de Andalucía o Catalunya, por lo que los partidos se baten el cobre defendiendo esos territorios.
Y mientras el Estado obtiene de las Islas recursos económicos para financiar las ayudas, subvenciones y golpes de efecto en las Comunidades donde se ganan y pierden elecciones, a nosotros nos dejan las migajas más pequeñas y la zanahoria más grande, atada de un palo largo con el que nos toman el pelo hace demasiado tiempo.
El otro día la Presidenta del Parlamento, en su discurso de día 1 de marzo, habló del Régimen Especial para Baleares (el famoso e ilusorio REB). El REB es la tomadura de pelo más sangrante de los últimos lustros. Se habla de él desde mitad de los años 90, y se han reído de él los sucesivos gobiernos de Aznar, Zapatero y Rajoy. Mientras tanto, nuestra presión fiscal es de las más altas de Europa y nuestras inversiones territorializadas son de las más bajas.
Se llenan la boca con la Constitución, pero olvidan que su artículo 138 propugna una especial protección para el hecho insular. La lectura selectiva de un texto legal es más peligrosa que su lectura crítica.
Nuestro Estatuto de Autonomía, como Ley Orgánica que forma parte del llamado “bloque de constitucionalidad”, recoge la necesidad de llevar a cabo por parte del Estado una serie de inversiones que compensen tal realidad insular. Pero tanto Zapatero como Rajoy han incumplido con desfachatez tal mandato legal. Incumplen la Ley pero nos dan lecciones de respeto al principio de legalidad. Consejos vendo que para mí no tengo.
Podría citar muchos ejemplos del maltrato constante del Estado hacia nuestra Comunidad. Convenios incumplidos, costes del transporte aéreo, sobrecoste de las materias primas para nuestra industria, maltrato fiscal, precariedad sanitaria y educativa… La lista sería interminable y afecta, aunque por lo que se ve no avergüenza, a gobiernos de los dos grandes partidos.
Ante esta situación, deberíamos recordar el aforismo que dice algo así como que si alguien te engaña una vez, la culpa es suya, pero si te engaña dos, la culpa es tuya.
Y lejos de promover que se vote a una u otra opción política, porque para hacer campaña electoral que cada palo aguante su vela, creo que sería necesario que fuera el propio sistema electoral el que obligara a nuestros diputados a rendir cuentas ante nosotros, a dar la cara ante sus votantes por los fallos o aciertos de lo que hacen en el Congreso o en el Senado, finiquitando las dictaduras de los partidos, de los aparatos, y haciendo prevalecer la capacidad de trabajo y el compromiso con los territorios.
Porque para seguir aguantando el mismo desprecio que sufrimos legislatura tras legislatura, para seguir escuchando excusas infantiles, para que nos sigan tomando por tontos, no hace falta mandar a nadie.