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El céntimo del calvario

jueves 27 de febrero de 2014, 19:29h

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El fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea de declarar ilegal el céntimo sanitario aplicado a las gasolinas pone en un brete a buena parte de las comunidades autónomas españolas, que han cobrado cantidades ingentes de dinero a los consumidores. Y  en algunos casos, como el catalán, desde hace nada más y nada menos que una década. En Balears el impuesto, con tal nombre, sólo se aplicó durante ocho meses del 2012. Cuatro céntimos por litro (buena tajada). Según el Govern se recaudaron 28 millones de euros, según a oposición se alcanzaron los 35. Al entrar 2013 el Consolat le cambió el nombre al tributo, pero manteniendo los 4,8 céntimos de más por litro hasta nuestros días.

Balears paga la gasolina más cara de España. A partir de estos antecedentes cabe preguntarse qué pasará a partir de ahora. ¿Cómo devolverá el Consolat los 28 millones del 2012? Y lo que le ha de resultar más inquietante: ¿le podría pasar a la autonomía balear lo mismo con el dineral recaudado después del cambio de denominación? ¿Continuará la batalla ante los tribunales europeos para evitar abusos impositivos se presenten con el nombre que se presenten?

Lo cierto es que fue el Gobierno central el que cedió la posibilidad de establecer este tributo y por tanto le corresponde hallar la solución. No pocas autonomías, sobre todo la catalana y las controladas por el PP, se lanzaron de cabeza. Encima, es más que seguro que el dinero se dedicó la mayoría de las veces a necesidades de todo tipo antes de centrarse en mejorar o simplemente mantener la sanidad pública.

La gente está harta de pagar una fortuna por llenar el depósito. Es una vergüenza y un insulto a la condición de ciudadano. Infinidad de personas pagan impuestos enormes para trasladarse a trabajar con su vehículo. Jamás había sido tan caro ir a producir. Estos cuatro céntimos vienen a unirse a la tajada enorme que se lleva el Estado en impuestos especiales por cada litro de gasolina que se consume. Es posible que sea un calvario para muchas autonomías tener que devolver la millonada cobrada con el céntimo sanitario.

Pero mucho mayor es la tortura que padecen los ciudadanos cada vez que tienen que pasar por una gasolinera.