Abortistas caben en un monovolumen

Ya saben ustedes que un grupito de abortistas interrumpieron hace unas semanas la celebración Eucarística en la Iglesia San Miguel de Palma. Querían hacer saber al respetable grupo de fieles, que están por el aborto y que abortarán cuando quieran, donde quieran y cuando les de la gana, vamos que para ir al baño a hacer caca, no necesitan el permiso ni del Vicario de la Parroquia, ni de Gallardón por supuesto. Pues, muy bien, faltaría más con nuestros abortistas. Lo que ocurre es que con su intromisión, no se dieron cuenta que se estaban equivocando de escenario y fueron repelidos por los fieles y denunciados por las fuerzas vivas del Obispado. No se extrañen señores abortistas, es que no se puede ir por ahí abortando -Misas en este caso-. No les quiero contar qué hubiese ocurrido, si al grupito de abortistas, les da por acudir a cantar sus excelencias en la Mezquita de Pedro Garau o irrumpir en una celebración de los Evangelistas de Son Banya, seguramente que los hubiesen sacado a patadas . No se puede entrar en las casa de uno, y menos en los Templos -casa de muchos - para manifestar nuestra sagrada opinión, que, siendo muy nuestra, no necesariamente es la opinión de todos y en ningún modo, hay que pretender que a la fuerza, ni por ovarios, la compartan los demás.

Tras la denuncia del Obispado se produjeron al parecer tres detenciones. Estuvieron poco tiempo detenidos y pudimos ver el grupito del colectivo que quedó fuera, pidiendo su liberación. Son pocos,caben en un monovolumen, así que menos lobos y bajen del carro ya. El coro de intrusos, al manifestarse de esta forma durante la celebración Eucarística en la Iglesia de San Miguel, incurrieron en el delito contra las libertades Religiosas. Ahí están denunciados.

Quiero pensar que ningún bien nacido quiere abortar por capricho, ni siquiera los abortistas están por esta inhumana labor. Más que legislar sobre el aborto, me parece más adecuado que el Gobierno legisle sobre la protección debida al niño y a la madre destinando una partida económica real y suficiente. Los que por cualquier motivo se vean en este trance, deben ser ayudados con toda la humanidad y la profesionalidad que cada caso requiera y haciendo lo posible para mantener con vida al que quiere nacer. La ayuda social que se les debe prestar para que no aborten será incompleta, si estos hijos y sus padres no son atendidos dignamente por el Estado y no hay un seguimiento posterior. Más que protestar por un aborto libre y gratuito, lo que hay que reivindicar con todas las de la Ley, es una ayuda suficiente para los niños y sus madres, y, si son solteras, con mayor dedicación y presupuesto.