Francisco Martínez-Espinosa tuvo que tomar la decisión definitiva sobre cómo debía bajar la rampa la infanta Cristina en su declaración judicial del día 8. El juez decano de Palma tiene mucho que explicar sobre esta cuestión, sobre el vídeo pirata grabado en la sala y sobre todo lo relacionado con la imputación de la hija del Rey.¿Los preparativos de la declaración de la infanta le hicieron perder mucho sueño?La verdad es que sí. Algo de preocupación sí ha conllevado todo esto porque es algo que sale de lo normal. Cuando uno interioriza esta situación y ve la trascendencia que tiene, algo de sueño sí le quita a uno.
Por el diseño de la zona periférica de los juzgados y por las características propias del edificio, si la infanta hubiese recorrido la rampa a pie, ¿Hubiera mermado en algo su seguridad?No lo sé porque no soy un experto en seguridad. Lo importante no era lo que pensara yo sino lo que pensaban las fuerzas de seguridad. Ellos consideraron que para dar ese mínimo estándar de seguridad era necesario que esta persona bajara la rampa en vehículo. Yo, por pura coherencia, valoré y asumí esa decisión.
Para situaciones como la del día 8 o como en las dos declaraciones judiciales anteriores de Iñaki Urdangarin, ¿Cree usted necesario habilitar una sede judicial extraordinaria?Yo iría más allá. Yo creo que sería necesario habilitar un edificio judicial para constituir las sedes de los juzgados de índole penal en Mallorca, porque ese edificio no reúne las condiciones de funcionalidad y de seguridad ni para esa actuación ni para ninguna otra. Ni siquiera para las víctimas que tienen que ir a declarar. Aquello era un colegio.
¿Cuántas veces lo ha pedido?Muchísimas. En su momento, se habló incluso de la posibilidad de una Ciudad de la Justicia. Si no se hizo en la época de bonanza económica, imagínese ahora.
Estos días, la letrada de Manos Limpias, ha dicho que la imputación de la infanta añadió tensión a la instrucción del Caso Nóos. ¿Está de acuerdo?No sé si debería ser así, pero yo creo que en el fondo así ha sido. El hecho de que vaya a declarar en calidad de imputado una persona que es familiar directo del jefe del Estado conlleva una carga de excepcionalidad que aboca a cierto grado de tensión.
En la semana previa a la declaración de la infanta personajes públicos de la relevancia de Mariano Rajoy y Alberto Ruiz Gallardón defendieron en público la inocencia de la infanta. ¿Eso es injerencia?Yo entiendo que sí. Fueron poco afortunados todos aquellos que desde la plataforma de personajes de relevancia pública y con responsabilidades políticas se atrevieron a hacer valoraciones en favor o en contra de la situación procesal de la infanta. No fue una postura adecuada en orden a garantizar la independencia e imparcialidad del órgano judicial.
¿Qué es lo que le ha molestado más de todo lo dicho o mostrado alrededor de la declaración de la infanta?Me ha causado cierta perplejidad que en determinados momentos todo o casi todo se haya focalizado en la forma en que esta persona iba a descender hasta los juzgados más que en el fondo y realmente trascendente. La opinión pública se ha derivado más hacia derroteros anecdóticos.
¿Empieza a tener claro cómo se grabó el famoso vídeo?Suponemos que lo grabarían con algún artilugio pequeño, diminuto. Tampoco me preocupa esto. Es un acto reprobable, constituye un acto de desobediencia, pero a mí me preocupa relativamente. Evidentemente, se ha de investigar aunque no veo que haya afectado para nada al proceso judicial.
¿Qué falló del dispositivo de seguridad?No podíamos montar un dispositivo para delincuentes. Nosotros actuamos desde el punto de partida de la buena fe porque eran letrados y procuradores. Las actuaciones de control iban encaminadas a temas exclusivamente de seguridad y no a hilar tan fino como para evitar las filtraciones. Se buscaba pero de una forma proporcionada. Pero debemos admitir que falló el sistema, como fallan todos los sistemas.
La infanta no pasó por el arco de seguridad. ¿Todos somos iguales ante la Justicia?Yo entiendo que esa igualdad ante la Justicia se refiere al núcleo jurisdiccional y no al tratamiento gubernativo o administrativo en un aspecto accesorio como ese.
¿Le parece bien esta escenificación que han hecho el juez Castro y el fiscal Horrach de sus diferencias en el caso de la infanta?Lo que no es aconsejable es que las actuaciones de los jueces y de los fiscales tengan connotaciones que vayan más allá del núcleo puramente profesional o jurídico. Creo que no es bueno entrar en consideraciones que van más allá de la pura valoración jurídica. Yo creo que no es bueno ni de una parte ni de otra. Tal vez ambos deberían haber evitado entrar en la réplica personal. Algunas veces lo he hablado con el juez Castro.
La Junta de fiscales de Balears ha difundido una nota de apoyo a Pedro Horrach. ¿El juez Castro echa de menos un gesto de apoyo profesional?No lo sé. Creo que no lo necesita. No es muy proclive a todo esto. En algunas ocasiones se lo he propuesto y él, frente a lo que mucha gente cree, prefiere renunciar a esa posibilidad de respaldo colectivo en aras de no dar más pie a determinadas situaciones.
Usted lleva años lamentándose de la falta de medios para la Justicia en Balears. con más medios, ¿la instrucción del juez Castro en el Caso Nóos hubiera sido mucho más rápida?Lleva él sólo un caso de una complejidad absoluta frente a imputados que disponen de auténticos despachos multidisciplinares que manejan todos los ámbitos para hacer frente al caso. Si en vez de un juez hubiéramos podido disponer de 4 ó 5 jueces actuando en equipo, esto hubiese sido muchísimo más ágil.