Font ha sabido ocupar el centro (Editorial adelanto)
viernes 03 de enero de 2014, 20:09h
Jaume Font está demostrando una notable habilidad a la hora de ocupar el espacio de centro nacionalista que sorprendentemente le ha regalado el PP. Haciendo un trabajo aparentemente callado, sin estridencias, pero tremendamente efectivo, está consiguiendo en unión de Antoni Pastor y Josep Melià construir una organización seria, rigurosa, consciente de sus objetivos y con ideas claras. Font sabe que si no se deja llevar por falsas euforias puede tener la llave de la gobernabilidad el 2015. Pueden ser una bisagra sólida porque así lo desea el electorado.
Aunque no lo confiese abiertamente, en el PP hay preocupación por el avance de Font. Y ya se detectan intentos de acercamiento a su formación. Pero el presidente del PI se mantiene en la independencia de su partido, consciente de que su hipotético pero posible éxito electoral dependerá de saber avanzar sin comprometerse previamente con nadie, manteniendo el timón del centro regionalista sin dar muestras de escoramiento hacia uno u otro lado, teniendo por bandera electoral la defensa a ultranza de los intereses de Baleares y ser salvaguarda de sus inalienables valores lingüísticos y culturales propios.
La verdad es que el PP se lo está poniendo relativamente fácil al PI. El Consolat se ha buscado problemas innecesarios por las formas bruscas, autoritarias y no dialogantes con las que intenta imponer con destornillador el trilingüismo a los docentes, que son la estructura técnica más amplia y organizada de las Baleares y tienen sobre sus espaldas nada más y nada menos que la responsabilidad de formar a las próximos generaciones de adultos del Archipiélago. La impulsiva imposición del TIL es un regalo a Font. Como lo es una Ley de Símbolos, que trata a los docentes como a niños a los cuales se puede castigar a partir de argumentos que, en estricto análisis paradigmático, dejan incluso en ridículo la fiesta de l'Estendard, que es la celebración civil más antigua de Europa.
Además, Fort tiene otro gran argumento a su favor: la tradicional clase media balear se está hundiendo como tal con la crisis, evidencia que implica que muchos de sus componentes o antiguos componentes busquen un partido que defienda abiertamente sus intereses y valores, cara alta, con coraje y sin subterfugios.
El PP lo tiene muy difícil si quiere recuperar, en los 17 meses que restan para las próximas autonómicas y locales, todo el terreno cedido. El regreso al centro de este partido parece ahora complicado.
No es extraño que Font se haga valer y huya de cualquier imagen pública de acercamiento al PP.