La broma de Més

Tonterías las justas y bromas a parte.

Poca fe tenía en Més y llegó Santa Claus. Llega la Navidad y los pupilos econacionalistas presentan una moción para cobrar tasas por colgar a Papá Noel en las fachadas en un municipio de la isla. No me negarán qué tiene guasa el tema. Alivia pensar que en Porreres no tendrán problemas más generales ni temas importantes a tratar. Tampoco les gustan las lucecitas de colores que llevan a confusión. Claro que sí, con luz y taquígrafos.

¿A qué se dedican en horario laboral? Parece que a echarse unas risas. Hace frio ahora para ir a posar al campo, a por la foto de rigor para que luego no se diga, lo entendemos. Así que, con el dinero de todos, trabajen, por ejemplo, en un proyecto de futuro para que los ciudadanos puedan creer en él. Dejen los chistes para el bar o la chimenea.

En ningún momento pongo en duda el trabajo serio de muchos políticos de esta formación. Pero el señor Barceló (Biel) es gracioso, no me lo negarán. Aunque a los ciudadanos les pueda provocar lo contrario.

Lo de los Papá Noel escaladores podría quedarse en anécdota tonta, no sin tintes de surrealismo que pueden llevar a más de uno a frotarse los ojos, pero el líder de la formación, como los firmantes de la moción, intentaron después convencer al respetable de lo irónico de su propuesta. Taza de primero y taza y media de segundo. Que no traigan el postre. Ahora resulta que no se tiene sentido del humor si no entendemos que con el dinero público se dedican a presentar mociones-broma.

Si el contribuyente aprieta los dientes día a día, al representante político también han de dolerle las mandíbulas. Y no de reírse.

Hace unas semanas manifesté mis deseos de que la nueva Més fuera más, pero de momento parece que incluso son menos. O también es una broma.