Munar, la puerta y el marco

La dureza de la sentencia del Tribunal Supremo contra Maria Antònia Munar deja bien a las claras una evidencia: partidos pequeños, de cariz nacionalista y que en un momento determinado se convierten en molestos para la gran estructura del Estado, como es el caso de Unió Mallorquina,  pueden ser facilmente laminados, sobre todo en una comunidad periférica y reducida como la balear.

Ha quedado demostrado que quien controla la puerta y el marco no tiene ningún problema para quitar de en medio las bisagras. Esta percepción ha quedado solidificada tras esta sentencia. Munar seguirá en la cárcel, como otros que fueron sus colaboradores más próximos durante años. Pero lo más importante, en términos de perspectiva histórica, es que el electorado se lo pensará dos veces antes de de dotar de fuerza electoral a formaciones no adscritas a la disciplina de Madrid y que tengan posibilidad de convertirse en bisagras. Durante varias legislaturas UM tuvo la llave de la gobernabilidad en Balears y en Mallorca. Soportó ataques feroces. Era objeto a exterminar. Sin duda cometió errores, incluso de bulto, como querer controlar una televisión que le protegiera de las embestidas. Ingenuos.

La lección que han recibido los isleños es clara: cuidadito con meterse en partiditos que remuevan el orden establecido. Pase (de momento) que lo hagan las catalanes, porque son más grandes, fuertes y se defienden unos a otros como gatos panza arriba. Pero en esta islita mediterránea, que mide sesenta quilómetros de bahía a bahía, el que se salga del guión la paga. Y muy caro. Como te pillen en irregularidades, a la hoguera directamente. Otra cosa son las figuras del stablisment. El PP ha estado envuelto en cien escándalos pero sigue adelante porque es cimiento político del Estado. Ni le han registado la sede, ni se la han cerrado, ni le dejan sin presidente. En Andalucía el PSOE traga ERE por un tubo pero gobierna, maneja y decide. La institución monárquica ni se despeina por el escándalo de Cristina y el yerno. Pero aquí un partidillo isleño ha sido borrado del mapa y su presidenta, que también lo fue de Mallorca durante doce años, encarcelada sin remisión. El Supremo tuvo mucho más tacto con Matas o con Pepiño Blanco.

Con Munar, sin piedad. Es todo un aviso a navegantes.