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Sería atrevido y casi pretencioso aventurar que el Mallorca ha despachado la crisis con un par de buenos resultados, pero es evidente y palpable que existe una notable mejoría. Al margen de que Oltra haya encontrado un equipo algo más simétrico, de que la defensa haya logrado cerrar la cremallera o de que Víctor haya pedido pista, lo cierto es que los números así lo demuestran. Tres partidos sumando y el primero sin recibir goles han dado la bienvenida a un clima mucho más cálido en Son Moix.

El Mallorca ha notado el rigor de la categoría y puede que lo siga notando, pero también ha encontrado la receta para mejorar su estado de salud. Un centro del campo algo más agresivo, estabilidad en la portería, laterales de vértigo y un sentido mucho más coral del juego de ataque.

La Segunda División, que va dando revolcones a los pronósticos semana tras semana -Sporting y Barça B fueron goleados, el Castilla no ha puntuado y el Recreativo de Huelva (el del Ciutat de Palma) es líder­­, sin ir más lejos-, no va a realizar muchas concesiones, así que a la que el Mallorca vea la puerta abierta debe entrar sin llamar. Esto va a ser una batalla infernal cada domingo y el que busque música celestial, violines y los cantos del coro que se vaya a otro sitio.