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El Consolat como barricada

martes 17 de septiembre de 2013, 17:50h

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El conflicto existente en la Enseñanza pública y concertada en Baleares es una demostración del fracaso de la política. La política ha de ponerse al servicio de los ciudadanos para solucionar sus problemas, no para someter a unos ciudadanos a la voluntad de otros, sin más. Esta premisa, en el campo de la educación cobra más relevancia que en cualquier otro. Así lo entendió el Partido Popular cuando concurrió a las elecciones autonómicas del 22 de mayo de 2011. En la página 21 de su programa electoral, punto #1, aseguró: “Llevaremos a cabo un modelo de funcionamiento consensuado que no implique modificaciones estructurales con la alternancia política, con lo cual permitiremos garantizar su continuidad y aplicabilidad…”. El Govern de les Illes Balears se ha apartado radicalmente de este compromiso, por más que reclame la legitimidad de las urnas. En los micrófonos de IB3 el presidente José Ramón Bauzá exigía a quienes se oponen a  la aplicación del Decreto de Tratamiento Integral de Lenguas que dejen trabajar al Govern ya que tienen el apoyo mayoritario de la ciudadanía para poner en marcha un sistema plurilingüe. Y es cierto que la mayoría absoluta de 34 diputados de la que goza supone un amplio apoyo social y político, pero no puede ser interpretado como un cheque en blanco para hacer lo que quiera y del modo que quiera. Su compromiso también era, como ya se ha dicho, buscar el consenso para garantizar la continuidad del sistema y evitar los tradicionales bandazos cuando hay un cambio de gobierno. La necesidad de aumentar el conocimiento de una lengua extranjera en la educación infantil y primaria de nuestro sistema educativo, está fuera de toda discusión. Lo que se discute es el modo de hacerlo. Y los profesionales docentes encargados de llevar a cabo las clases sostienen que carecen de los conocimientos adecuados y de los medios para hacerlo con garantías de éxito. ¿Es razonable el empecinamiento del Govern de hacer algo tan importante en contra de los profesionales del sector? El ejecutivo de José Ramón Bauzá cree que mostrarse inflexible en esto le otorga mayor crédito político y le hace más fuerte. Sin embargo, un Govern que se muestra intransigente, incapaz de dialogar y acercar posturas, es un govern que ha decidido apartarse de posiciones centradas y de consenso para dar paso a la confrontación, al inmovilismo y a la cerrazón. Justamente porque tiene la mayoría absoluta, el Partido Popular debería ser capaz de convencer a los docentes en huelga y no solo de vencer por exhaustación. La ciudadanía reclama diálogo, consenso y pacto. El Govern parece rehuirlo y prefiere la imposición y el decreto ley, algo que no solo puede acabar pasándole factura , sino que el daño que se está causando a los alumnos al inicio del curso escolar puede resultar irreparable. Y no podrá darse toda la culpa a una parte, porque el empecinamiento en no dialogar, en no ceder y en no negociar es de esencialmente del Govern. El presidente Bauzá no puede parapetarse en el Consolat de Mar. Su responsabilidad es ejercer de presidente de todos los ciudadanos de Baleares. Debe, por tanto, convocar a todos los representantes de la comunidad educativa de forma inmediata para buscar una solución dialogada a esta situación tan perjudicial para el curso que comienza. Él en persona debe liderar el diálogo por el bien de todos. Es su responsabilidad y no hacerlo es ratificar las acusaciones que se hacen al Partido Popular de pretender imponer un modelo politizado con modos autoritarios y despóticos. El diálogo, el acercamiento de posturas y la negociación son el medio adecuado para resolver los conflictos en democracia. Lo contrario no es razonable y no solucionará los graves problemas que aquejan a la educación.